Porfirio Muñoz Ledo ‘no tiene pelos en la lengua’: dice lo que sabe y lo que piensa. Es, digamos, una especie de ‘conciencia crítica’ del actual gobierno de la 4-T y, sobre todo, es un hombre que ha dedicado su vida a la política, al ejercicio público, a la diplomacia y al análisis de los hechos de gobierno.
Tiene 88 años de edad (nació en el entonces Distrito Federal el 23 de julio de 1933, aunque con orígenes en Guanajuato, de donde quiso ser gobernador invocando el ius sanguinis, aunque no lo consiguió). Ha sido secretario de Estado, legislador, embajador y ha recorrido los pasillos del poder, la política y la administración pública, a lo largo de muchos años.
Militante de distintos partidos políticos –desde el PRI y más–, hasta llegar a Morena. Como Morenista y presidente de la Cámara de Diputados fue él quien colocó la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador el primero de diciembre de 2018. Todo bien hasta aquel momento.
Sin embargo las cosas han cambiado. Saliéndose del común denominador, en distintas ocasiones, por más de tres años ha mostrado una actitud severa y crítica frente a hechos de gobierno de la 4-T. Con frecuencia sus afirmaciones han causado escozor y han calado en el ánimo político nacional.
De todos modos el gobierno federal y los integrantes de Morena lo han tolerado porque es un personaje emblemático de la política nacional y quien apoyó recio al actual Ejecutivo a lo largo de los años. Su influencia en este sentido no es menor.
Es en este contexto que sus dichos el 2 de junio, durante su participación en la reunión plenaria de la Comisión Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (Copppal), producen un fuerte impacto en la opinión pública nacional, de por sí preocupada por el creciente estado de violencia en todo el país. Inmediato vino la negativa y la descalificación por parte del presidente mismo y de integrantes de su gobierno.
El militante de Morena, Muñoz Ledo, dijo al presidente López Obrador que “su contubernio con el narco” no es heredable, porque el crimen organizado ya no lo va a necesitar, ya que siempre y en todas las plazas los criminales se entienden “con el que va a llegar”. Lo dijo así:
“Debe entender Andrés Manuel López Obrador que su contubernio o alianza con el narco no es heredable, no es heredable, porque éstos [los narcos], como lo han hecho siempre, en todas partes, en todas plazas políticas, se entienden con el que va a llegar, ya no va a necesitar el narco del Presidente. Ese es el tema, un tema moral, un tema de análisis político. Él se va a olvidar, va a prescindir del Presidente y habrá el peligro de que exija más a los nuevos actores”, advirtió.
Insistió en que al Mandatario “la pista ya se le está acabando, él piensa que puede heredar al siguiente gobierno su asociación con los delincuentes y que eso le otorga mayor poder, porque además de tener autoridad y recursos del gobierno federal, éstos se suman a los del narcotráfico, porque no hay nada que se le pueda oponer, a esto llamamos en México El Maximato”, sostuvo.
El Ejecutivo dijo que las acusaciones de Muñoz Ledo son “corrientes y vulgares” que son cosas de la edad y le pidió que ofreciera pruebas de sus dichos. De inmediato Mario Delgado, dirigente de Morena afirmó que Porfirio está “alejado de la realidad” y que es ‘cosa de la edad’…
… En tanto que Claudia Sheinbaum –but of course–, dijo: “Es absolutamente falso y vergonzoso, no pueden por querer llamar la atención o por ya no saber cómo parar a este gran movimiento [la 4-T], utilizar estas mentiras como parte de la política”. Y así.
El ambiente social en México está sometido a una creciente ola de violencia criminal sin que al parecer ni el gobierno federal, o los estatales o municipales hagan mucho para parar el estado de indefensión nacional.
El grado de involucramiento de estos grupos ha llegado a la política nacional lo que se expresa, como ejemplo, en que tan sólo en las elecciones de 2021 fueron 102 políticos asesinados, de ellos, 36 eran aspirantes y candidatos a distintos cargos. ¿Quiénes los sustituyeron?
Más que criticar y descalificar los dichos de Muñoz Ledo, el gobierno federal y los de la República deberían preocuparse por esta opinión que parece ser generalizada y dar muestras de que lo dicho por el político es diferente y de que el país no está sometido a negociaciones obscuras.
Y más que acusarlo “de viejo” por lo que sus dichos se invalidan, deberían recordar que precisamente en las grandes culturas de la humanidad –incluyendo la prehispánica- la voz y la reflexión de “los viejos” es palabra sabia y sagrada. De ahí lo que se supone es el Senado-Senectum, pero ese es otro cantar.
En todo caso, que ya pare esta grave situación de violencia criminal e impunidad. Sí, que se ataque al problema de raíz, pero también que impere el Estado de Derecho. Sobre todo porque se trata de la preservación de la República, de sus habitantes, de su seguridad y, de paso, la seguridad del mismo gobierno, en ley.