A la hora de redactar estas líneas, pocos, muy pocos han tenido una palabra en recuerdo de la Revolución Mexicana.
No sé si sea la pandemia, pero debíamos perder la costumbre de descansar en grandes celebraciones públicas y multitudinarias, nuestra opinión de valor sobre nuestrso procesos históricos.
No sobra decir que los pueblos que no conocen su historia están concenados a repetirla.
Con cada año la historia se reinventa y episodios como la Revolución Mexicana se convierten en fuente inagotable de nuevas enseñanzas.
La lección que hoy hace eco en nuestros oídos es la de la UNIDAD y la perseverancia.
Y es que la Revolución Mexicana debe dejar de verse como un hecho histórico.
La Revolución Mexicana es un proceso que busca la justicia social.
Y mientras en este país siga habiendo desigualdades entre estados y entre ciudadanos, la revolución no habrá terminado.
Lo decimos como paisanos y herederos del ideólogo más grande que tuvo La Revolución Mexicana: Ricardo Flores Magón.
Mientras en algún lugar de México, sobre una tierra inmensamente rica, siga vegetando un pueblo incomparablemente pobre, la revolución estará por completarse.
Lo que inició siendo un reclamo a favor de las libertades y el sufragio efectivo, evolucionó en una cruzada en defensa de la patria contra Victoriano Huerta.
En última instancia, la Revolución no fue un movimiento contra Porfirio Díaz.
La Revolución trascendió las reivindicaciones políticas hasta que llegó a la Constitución de 1917 cuyo aporte de contenido social no termina de cuajar en realidades.
Ahí estuvo incluso el origen de nuestras fuerzas armadas. Con Carranza y el Ejército Constitucionalista.
Fue aquel 4 de julio de 1913, en el Cuartel General de Monclova, en que se ordenó la creación de 7 Cuerpos de Ejército, cuando la Revolución Mexicana cobró forma y se definió por el rescate de las instituciones del país.
Hoy tenemos que recordar al Teniente Coronel Jacinto B. Treviño y al Jefe de Estado Mayor y el Capitán Primero Francisco L. Urquizo que junto con el General Carranza organizaron aquel ejército que defendería después y hasta nuestros días esa Constitución de 1917 y todo lo que sobre ella se ha edificado.
La construcción del nuevo presente y del futuro inmediato nos necesita a todas y a todos haciendo nuestra parte, continuando con el proceso de la revolución de México.
Porque Revolución es cambio.
Revolución es movimiento.
Revolución es levantarse.
Revolución es ir hacia adelante.
En esta fecha tan importante las ideas centrales deben ser las de la UNIDAD NACIONAL y la concordia.
Estos momentos tan difíciles de nuestra vida común nos demandan a todas y a todos poner nuestras coincidencias por encima de nuestras diferencias y enarbolar la única bandera por la que vale la pena pelear: la bandera de México.
Una revolución es una lucha entre pasado y futuro; entre lo que en un momento somos y lo que a partir de ahí queremos ser.
Hoy la revolución tiene que ser de ideas, de convicciones, de prácticas y de estilos.
Hoy la revolución es tarea colectiva.
Desde la tierra de los hermanos Flores Magón y de José Vasconcelos seguiremos haciendo bien las cosas para hacer de Oaxaca y de México un mejor lugar para vivir.