¿Quién discrimina a quién?: Argel Ríos

Print Friendly, PDF & Email

Mis dos centavos

El hombre ha nacido libre y por doquiera

se encuentra sujeto con cadenas.

Jean Jacques Rousseau

 

 

Mucho revuelo ha generado la famosa Ley SB1070, mejor conocida como la Ley Arizona, que por cierto fue ligeramente retrasada por una jueza del gabacho, es decir de ese país de hamburguesas y caza migrantes.

 

Sin embargo, en una charla con un amigo, apareció una nueva perspectiva sobre este pedazo de papel que vino a joder a todo cuanto migrante radica en los Estados Unidos.

 

Acusan discriminación, redadas que atentan contra los derechos humanos, una situación donde se aleja a los hermanos de una capacidad de convivencia, que es totalmente retrógrada, y realmente comparto esa idea.

 

Pero, ahí viene ese famoso pero, qué sucede con nuestra frontera sur, ahí donde diariamente se violan los derechos de los migrantes que tienen una cualidad con nosotros, hablan la misma lengua y prácticamente compartimos el mismo color de piel.

 

Se habla de la discriminación, se repudian esos actos de las autoridades gringas, los políticos mexicanos con sus vistosos trajes rescatan el estandarte de la libertad, se envuelven en esa bandera de defender a los jodidos, (porque ellos en ningún momento sufren de falta de alimento, agua u alguna necesidad básica), se dan las sendas declaraciones en los medios, la televisión, radio, internet, todo donde sea posible rebotar, figurar, salir en un recuadro en la edición de “mañana” en el diario local o nacional, así funciona.

 

Nadie hizo nada cuando esta ley salió, se dieron reacciones pero quedaron en puras declaraciones, como la que hizo el buen Calderas en abril, al limitarse a decir ue “dichas políticas atentan contra los derechos humanas”, Obama, el de “Yes, we can”, dijo: “me parece que es una ley pobremente concebida” y ahí quedó, hasta finales de este mes de julio, cuando el plazo llegó y la Ley tenía que aprobarse.

 

Los investigadores dicen que es una oportunidad de hacer algo por la regulación de migrantes, que es tiempo de legislar en ese sentido, crear condiciones necesarias que no afecten a los millones de migrantes en ese país, pero no pasa nada.

 

En nuestro país en cambio, las noticias de violaciones, muertes, maltrato, esas afectaciones a los derechos humanos, no las escuchan, a los medios de comunicación, pocas veces les importa, si es que no hay alguna retribución. Oaxaca y Chiapas, donde se dan más casos de violencia contra aquellos que buscan lo mismo que nuestros vecinos, familiares o amigos que se van en busca del hollywoodense “sueño americano”.

 

Pero a final de cuentas, lo que sigue dando vueltas en mi cabeza y a la vez entristece enormidades, es que con o sin Ley, el odio continúa, por una u otra frontera, el mundo se cae a pedazos por las fuerzas de la naturaleza, derruida por el mismo ser que la habita, la intolerancia del tercer Reich, renace, los grupos de odio surgen de sus escondites, la violencia se ve en las calles, hemos dejado de ser parte del mundo para ser únicamente de una cuadra, una colonia, una familia, de blancos, negros, amarillos, de apellido López o Brewer, Calderón u Obama, nos dejamos llevar por el individualismo y perdimos el sentido de humanidad.

 

Creamos comunas elitistas y ahí radica el problema, no en una Ley, sino en una formación de odio, desde los migrantes, contra los afroamericanos, entre islámicos, las religiones nos corrompieron, no somos humanos ya, ahora nos consideramos mexicanos, estadounidenses, londinenses, afganos, rusos, chinos, pero nunca seres humanos.

 

Eso es lo que debería tomar nuestra mente, las fronteras no son más que otra forma de cerrarnos las puertas.

 

Sin embargo hoy seguimos viendo qué sucederá con la Ley Arizona, con los “minute man”, con la violencia de las patrullas fronterizas, con los polleros del sur, los muertos y las mujeres violadas en México.

 

Juzguemos, siempre y cuando lo hagamos con la misma vara.

 

argel_rios@hotmail.com