Estamos prácticamente a la mitad de este ritual del desprestigio. Que las campañas se han vuelto cada vez más negras es comentario unánime entre los analistas.
Mientras el INE reitera que esta es la elección más difícil que ha tenido México, los partidos políticos, en especial los históricos, no hacen lo mínimo para hacerlas menos complejas.
En efecto, las nuevas reglas electorales y la mediocridad cívica de algunos partidos hacen que, para el INE, esta elección se complique, y no precisamente en su organización, si no por que las acusaciones durante y después de los cómputos lloverán sobre el árbitro electoral que no termina de posicionarse como garante de imparcialidad en el ánimo de los ciudadanos, ni termina de asumir un papel equilibrado en el seno de sus consejos general, locales y distritales, mostrándose proclive o refractario a las exigencias de los partidos .
Hablo de las nuevas reglas electorales como factor en la complejidad de estas elecciones por algunos aspectos que llaman la atención:
- El divorcio que provocaron entre los partidos y sus candidatos con los medios de comunicación. Y no digo que haya sido una mala medida el arrebatar a los concesionarios tiempos para evitar el dispendio y apuntalar la equidad. Pero hay que reconocer que las empresas privadas de radio y tv, así como la prensa escrita, siguen jugando al margen de las reglas. No por nada son el cuarto poder.
- El férreo sistema de fiscalización. Rebasar el tope de campaña significa el adiós para los candidatos.
- Las nuevas reglas sobre propaganda electoral hacen que se restrinjan las posibilidades de partidos acostumbrados al dispendio y a la saturación y que se lancen al perfeccionamiento de sus técnicas encubiertas o furtivas de movilización de su “voto duro” mientras les dure.
Reitero, no juzgo ni prejuzgo sobre estas nuevas reglas, pero es una realidad que la única alternativa que le dejan a los partidos dominantes es apostar la mayor parte de su estrategia a la movilización de su voto duro el 7 de junio.
Pareciera que los únicos conscientes del daño social que causa el abstencionismo y el voto nulo, son sus principales beneficiarios y por eso lo incentivan.
¿Por qué se aleja la ciudadanía de las urnas o no se acerca a ellas? ¿Por qué la gente no va a votar o anula su voto? Por la ausencia de propuestas y las campañas negras. El hecho de que los partidos usen sus tiempos oficiales (ya no digamos los no oficiales) para denostar al enemigo, la simple intención de procurar la derrota ajena más que el triunfo propio y la práctica, cada vez más común, de buscar desinformar al electorado por parte de esos mismos partidos, son señales claras de que su único interés es correr a los librepensadores de su fiesta “democrática”. El INE, mientras, hace lo que puede.
Si tú no has decidido aún por quien votar, estás a tiempo. Es fácil ubicar a los partidos y candidatos que, al menos, se esfuerzan por proponer y cumplir.
No seas de ese 60 por ciento que dicen que no irá a votar. La única posibilidad de cambio está en la participación. Este 7 de junio sal a votar libremente.
Twitter @MoisesMolina