El periódico de mayor circulación en este país sudamericano presentó una portada en la que sólo estaba escrito el cabezal, pero en una doble edición abundó en notas sobre el repudio que generó la medida de fuerza.
La víspera, unos 50 sindicalistas bloquearon las plantas impresoras de Clarín y La Nación durante 12 horas, lo que impidió que ambos diarios, los más influyentes de Argentina, pudieran circular con normalidad en domingo, que es el día en que más venden.
Directivos de los dos medios de comunicación argentinos explicaron que solicitaron apoyo policial para desactivar la protesta, pero no obtuvieron ningún respaldo de las fuerzas de seguridad.
Por ello, líderes de la oposición advirtieron que iniciarán un juicio político contra la ministra de Seguridad, Nilda Garré, mientras que los periódicos afectados denunciaron que ningún miembro del gabinete repudió la protesta sindical y sus consecuencias.
Sin embargo, el diario oficialista Página 12 publicó declaraciones del ministro del Interior, Florencio Randazzo, quien dijo que el gobierno no avala “ninguna situación que atente contra la libertad de prensa” e indicó que se trató de “un conflicto de índole laboral”.
El bloqueo a Clarín y La Nación no es el primero, pero intensifica el enfrentamiento que ambos diarios protagonizan desde hace tres años con el gobierno y que se ha traducido incluso en peleas judiciales.