El próximo presidente de México tendrá un mínimo margen de maniobra en lo que respecta a la estrategia contra el crimen organizado, y lo más sano será continuar con la campaña de “mano dura” en contra de los cárteles de la droga, advierte la consultora estadounidense Stratfor.
En un nuevo despacho la firma en materia de seguridad señala que la evolución del mundo del narcotráfico en la última década, en la que ha habido rupturas entre líderes de organizaciones criminales y han surgido nuevos cárteles, haría casi imposible que las nuevas autoridades federales buscaran un pacto con los jefes de la mafia mexicana en el afán de disminuir la ola de violencia que azota al país.
La retórica de los políticos de atacar la estrategia de seguridad de Felipe Calderón “puede ser efectiva en explotar el descontento ciudadano dada la situación por la que atraviesa México, y también para que los partidos de oposición obtengan votos… Pero esta atmósfera (de violencia) dicta que sin importar quién gane la elecciones de 2012, el nuevo Presidente tendrá sólo la opción de mantener la campaña contra los cárteles”, se lee en el documento.
Entre los ejemplos empleados por Stratfor para argumentar su postura, señala que en un entorno de violencia generada por la lucha entre los cárteles de la droga, la reducción de operativos de la Policía Federal y el Ejército contra estas organizaciones no frenaría los enfrentamientos entre grupos rivales.
Otro de los puntos en los que hace énfasis es la división de las organizaciones criminales y el surgimiento de nuevos cárteles.
Como sustento toma el caso del cártel de los Beltrán Leyva, que hasta hace tres años y medio era parte de la Federación de Sinaloa y en 2008, tras la captura de Alfredo Beltrán, declaró la guerra a la organización de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Después vino el abatimiento de Arturo Beltrán Leyva, en diciembre de 2009, y se formó una escisión de nombre Cártel del Pacífico Sur, comandada por otro de los hermanos Beltrán.
Finalmente, luego del arresto en agosto de 2010 de Edgar Valdez Villarreal, que había quedado al frente del grupo de Beltrán Leyva, su facción se volvió a dividir y de esa última ruptura surgió el Cártel Independiente de Acapulco.
Con estos y otros nuevos grupos como La Resistencia y el Cártel de Jalisco Nueva Generación, cualquier intento del gobierno federal de jugar como mediador para alcanzar un “acuerdo universal” entre los cárteles que operan en México para disminuir la violencia sería mucho más difícil de lo que hubiera sido hace una década.
Y continúa el despacho: “Aún si el gobierno pudiera reunir a todos estos cárteles juntos y convencerlos de un pacto para frenar las hostilidades entre ellos, entre las organizaciones criminales aún quedaría la pregunta: ‘¿Qué tan confiables son estas promesas?’ “.
El análisis de Stratfor concluye señalando que conforme se acerca la elección presidencial en México, la idea de un cambio de estrategia puede ser presentada como una alternativa y ser usada para ganar capital político por los partidos, pero cualquiera que examine la situación con cuidado sabrá que esto es totalmente insostenible.
“En la misma manera en que el presidente Obama se vio forzado en la práctica a seguir muchas de las políticas de la administración de Bush que él criticó como candidato, el próximo presidente de México no tendrá más opción que seguir las políticas de la gestión de Calderón y continuar con la lucha contra los cárteles”.
El Universal