Cada que inicia un nuevo año, casi siempre decimos “este año se fue volando” o “ni cuenta me di cómo pasó este año”.
Así, entre salto y salto de mata, entre de tin marín de dos pingüé, cúcara, mácara, títere fue, se la lleva uno durante todos los días del año porque nunca nos planeamos la vida. Nunca nos hicimos un propósito para llegar al siguiente año con metas que cumplir, (desde luego que no todos, tengo que aclarar) pero así le hacemos. Parece que nuestro futuro lo ponemos en un “pues a ver qué sale”.
Las promesas de que ahora sí en este año voy a cumplir y demás etcéteras, no sirven para nada si no pone uno su empeño en realizarlas.
¿Y saben dónde está la mentira de nuestras promesas? En las felicitaciones que enviamos por las redes sociales. De acuerdo a los parabienes podemos darnos cuenta de quién tiene la firmeza en cumplir sus propósitos y quién no. Aquellos que dicen que desean lo mejor para ti el próximo año, igualmente lo espera el que envió el cumplido, pues su esperanza está en que éste año sea como mágico y haga las cosas por uno mismo. Que te haga más rico, más guapo, más inteligente y hasta más sabroso.
Hay otras felicitaciones que dicen: “No olvides que lo mejor está por venir”. Es lo mismo, sólo que con esta clase de felicitación te están diciendo: no te preocupes, no te esfuerces, no le eches ganas (aunque nunca he sabido dónde venden las ganas para echarle a los propósitos). En fin, que este tipo de felicitaciones no tienen más intento que fomentar la pereza y la irresponsabilidad. Si al final del año ningún deseo se cumplió, es fácil echarle la culpa al tiempo sin que te sientas culpable de tu fracaso. Fácil ¿no?
Para conseguir los sueños, muchas veces hay que picar piedra para encontrar lo que se quiere. Es lo mismo que tocar puertas para lograr lo que se busca. La clave es la constancia.
A veces hay factores externos que no nos permiten cumplir nuestras ilusiones. Por ejemplo, este año hubo gran cantidad de negocios que se establecieron para crecer, obviamente, pero por marchas, plantones, cierres de calles, bloqueos y hasta calendas, se fueron a la quiebra. Todos estos factores y otros más no permitieron a los comerciantes tener la afluencia esperada de clientes y por lo mismo tuvieron que cerrar.
Desde luego que todos queremos prosperar, todos queremos estar en una mejor posición, pero no es lo mismo querer, que esforzarse para poder tener. Todos queremos tener una excelente pareja, un carro nuevo, una casa nueva, un negocio propio con buenas ganancias… en fin, siempre queremos lo mejor, pero sin esfuerzo no lo vamos a lograr. Las cosas no llegan por sí solas ni por los buenos deseos, porque eso no es magia.
Vivimos en un mundo de leyes. Me explico: si no siembras no cosechas. Pero si siembras 3 ó 4 maíces en la tierra, vas a cosechar cientos y cientos de maíces en varias mazorcas. Así son nuestras leyes, nadie las puede cambiar ni violar. Además, vivimos en un mundo de multiplicación, aunque no lo creas, todo lo que siembres lo vas a cosechar multiplicadamente por cien, pero si no haces nada para obtener resultados positivos, jamás vas a disfrutar lo que deseas.
Desde luego que yo deseo lo mejor para ti, pero sobre todo, deseo que todos, en este 2016, nos esforcemos mucho más y seamos más valientes para lograr nuestros propósitos de año.
Vía @Viral_Noticias