Privatizarán el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec

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El Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT) pasará a manos de la iniciativa privada debido a la falta de recursos para reparar varios kilómetros de vías, muchas de ellas dañadas desde 2005 por el huracán Stan.

 

Al igual que el resto de los ferrocarriles mexicanos ya privatizados, que padecieron por décadas largas e intricadas historias de rapiña, la última empresa controlada por los Ferrocarriles Nacionales de México, que corre entre Salina Cruz, Oaxaca, y Medias Aguas, Veracruz, se había mantenido en operación por su importancia clave y estratégica para la economía del país.

Sin embargo, desde el huracán Stan que en octubre de 2005 azotó a Chiapas, Tabasco y Veracruz, las vías férreas y varios puentes quedaron destruidos. Hasta la fecha, el gobiernos federal ni estatal han “podido” levantar la estructura ferroviaria ni invertir en nuevos equipos, por lo que es inminente su venta a la iniciativa privada este 2012, explicó el dirigente nacional de los ferrocarrileros, Víctor Flores Morales.

Incluso, en mayo de este mismo año el jefe de tramo Las Choapas-Francisco Rueda del Ferrocarril, Román de la Cruz Vasconcelos, denunció el desmantelamiento y robo de rieles, clavos y planchas que realizaba una banda delictiva, la cual amenazaba de muerte a los maquinistas y vigilantes del ferrocarril. Lo robado era transportado en lanchas por el río Tancochapa, añadió.

Desde 2005, Román de la Cruz llamó a las autoridades federales e interestatales para frenar el millonario robo que sufrían casi a diario, pues además del despojo, ponían en riesgo de descarrilamiento a los trenes.

Desde hace más de una década el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec había reducido su función al cobro por derecho de vía, reparación y mantenimiento de la ruta, mientras que las empresas concesionarias de otras rutas, obtuvieron además de las vías, máquinas y miles de vagones, así como todo el apoyo financiero para la modernización y rehabilitación.

El FIT sólo mantiene la propiedad de terrenos, durmientes, rieles, talleres de mantenimiento y reparación —y si bien en 2000 y 2001 realizó obras de rehabilitación que consistieron en la mejora de las pendientes de las vías, con lo cual se logró duplicar el tráfico de trenes—, pero no se realizó ningún otro proyecto para la reactivación de la empresa en más de una década.

La falta de mantenimiento, aunado a la estrangulación y creciente subordinación respecto a las necesidades de las empresas que transitan a través de la ruta, la llevaron a la inminente privatización que habrá de concretarse este año. No obstante, Román de la Cruz defiende que la iniciativa privada se haga cargo de este ferrocarril.

Todas las líneas quedaron en manos de firmas privadas, nacionales y principalmente estadunidenses, lo que parece será el destino del FIT, aclaró.

Flores Morales, quien recientemente se reunió con trabajadores de la sección 39 de Ferrocarriles del Istmo de Tehuantepec, expresó que el FIT vive sus últimos días como paraestatal.

Señaló que como sindicato han tenido buenas experiencias con la IP, que anteriormente compró los ferrocarriles Chiapas-Mayab, Ferrosur y otras concesiones en el resto del país, “con muy buenos resultados y una excelente relación entre empresa y sindicato”.

El gobierno federal “no ha podido levantar la estructura ferroviaria ni invertir en nuevos equipos, por lo que es inminente su venta en este años”, reprochó.

Por su ubicación estratégica, al comunicar el Pacífico con el Atlántico en el tramo más angosto del territorio nacional, el FIT se había mantenido en manos del Estado.

Agencias