Perú apostó por el futuro. El ex militar nacionalista Ollanta Humala, de 49 años, se convirtió ayer en el virtual presidente electo de Perú, al obtener, con el 78.3 % de los votos escrutados, el 50.087% de los votos, contra 49.913% para Keiko Fujimori, según la Oficina Nacional de Procesos electorales (ONPE). Horas antes, el conteo rápido de la organización Transparencia había dado 51.5% para el candidato de Gana Perú y 48.5% para la aspirante de Fuerza 2011, desatando la euforia en las calles del país.
Anoche, en conferencia de prensa, Magdalena Chu, jefa de la ONPE, dio a conocer los primeros resultados oficiales; se trata del conteo de los votos de Lima y las capitales de departamentos. Faltan los votos de las zonas rurales, que suelen favorecer a Humala.
En una elección por demás apretada, Humala sacó ventaja con sus triunfos en la regiones selvática y serrana (con márgenes mayores a 50% de distancia con su contrincante) y una derrota honrosa en Lima y en la región suburbana, donde Fujimori se impuso pero por menor margen del esperado.
“¡¡¡Ollanta, Ollanta presidente!!!! Era el grito que retumbaba anoche en la céntrica plaza 2 de Mayo, donde los humalistas aguardaban las primeras palabras del presidente electo, acompañando la fiesta con sucesivos números musicales. “Ganamos para defender el derecho de tener un futuro sin muertes ni corrupción”, gritaba un joven que portaba su correspondiente vincha de “Ollanta Honestidad”.
El debate electoral de “democracia o dictadura” se terminó zanjando a favor del primer concepto, que pasó a representar Humala, el candidato de Gana Perú, quien se convertirá en el centésimo primer presidente de la historia del país, pese a todos los reparos que su figura despertaba, cuando tome posesión de su cargo el 29 de julio.
El ex presidente Alejandro Toledo, quien se decantó por Humala para la segunda vuelta de las presidenciales, dijo ayer mismo que “el pueblo peruano se ha pronunciado por el cambio, ha optado por un crecimiento económico con inclusión social”.
“Seguiremos atentos”
Ante la multitud que se había dado cita en la Plaza San Martín, frente al céntrico Hotel Bolívar, Fujimori agradeció “a la casi mitad de peruanos que me han apoyado. Y ahora seguiremos atentos y comprometidos con la aplicación de la distribución social”. Luego, abandonó el hotel donde esperaba los resultados oficiales junto a su equipo de campaña, dando así por perdidas las elecciones.
Desde Madrid, el escritor Mario Vargas Llosa calificó la de ayer como “una jornada en la que derrotamos al fascismo. Es una gran victoria de la democracia en el Perú y hay que festejarlo”. Muchos escucharon su mensaje y se lanzaron a las calles.
La jornada transcurrió con total normalidad, y sólo se vio empañada con el ataque el sábado de un grupo no identificado contra una patrulla militar, que provocó la muerte de cinco efectivos militares en el departamento de Cusco, un hecho que tanto Humala como Fujimori condenaron de inmediato.
El presidente Alan García lamentó la muerte de los militares y los llamó “mártires de la democracia”.
Reina la algarabía
Tanto con los primeros datos de boca de urna, como con el conteo rápido, que daban a Humala una diferencia primero de cinco puntos y luego de 2.6, el cuartel del ex militar en el hotel Los Delfines estalló de algarabía, después de un día donde la polarización de la sociedad se volcó a las calles.
Tanto en Villa El Salvador como en San Juan del Hurigancho, las regiones más empobrecidas de la periferia limeña, lo mismo que en San Isidro o Miraflores, la gente se volcó sobre las mesas electorales desde muy temprano.
“Sólo se registran incidentes ocasionales como este ”, explicó un policía en una colegio de las inmediaciones de la Avenida La Mar, mientras se llevaba a una mujer en estado de ebriedad, por gritar reiteradamente al votar: “Comandante presidente”.
“Mira que ley seca tiene esa. Va con toda la humedad etílica del mundo”, comentaba su compañera de fila, en un barrio donde todos creían que el fujimorismo arrasaría ayer.
Una vez conocida la tendencia en favor de Humala, varios analistas y algunos de los derrotados en estos comicios salieron a opinar sobre qué pasará a partir de mañana con la economía. Fue el caso de Pedro Pablo Kuczynski, tercero en la primera vuelta y sostén de Keiko, quien conminó al presidente electo a que “designe rápidamente al ministro de Economía para evitar que los mercados se pongan nerviosos”.
“Eso haremos cuando se ratifique que Humala es el presidente. A partir de entonces hay tiempo”, dijo el congresista Daniel Abugattas, uno de los principales allegados a Humala, quien volvió a transmitir tranquilidad con su singular estilo: “Aquí no se le van a aumentar los impuestos a ninguna empresa, salvo a las mineras; no nos disgusta la actividad privada, nos gusta la inversión extranjera y tranquilos, no vamos a salir a confiscarle el perro a nadie”.
Allegados a Keiko reconocían anoche que “el tema de las esterilizaciones forzosas en mujeres, y los mensajes de algunos voceros del partido que dijeron que volvería el servicio militar, o aquella frase tan infeliz del asesor de la candidata, Jorge Trellez, de que “nosotros matamos menos”, junto a los errores de campaña, contribuyeron a la derrota.
Ayer los hombres cercanos a Humala cuestionaron la labor de las encuestadoras, que hasta el final, salvo IMASEN (considerada la más seria) daban un virtual empate. “Volvieron a manipular al electorado como lo han cada elección presidencial, esta vez a favor de Fujimori”, explicó Alberto Ariandzén.
Cerca de la medianoche, la elección más reñida de los últimos 50 años ya era historia. El futuro, tan mentado en estas semanas, ya estaba ahí, con sus alegrías y con sus interrogantes.
EFE
