El pasado domingo en Fórmula Fin de Semana que conduce Manuel Feregrino (a quien se suman Omar Sánchez de Tagle, Roberto López y su servidor), Luis Carlos Ugalde, quien a su paso por el órgano electoral nacional suma ya una larga trayectoria cono analista político y especialista en los temas que tienen que ver con la intensa lucha por el poder vía las urnas; analizó y expresó interesantes puntos de vista sobre las elecciones en curso en cuatro estados de la república y la que viene en el 2018.
De entrada coincidió en que la elección del Estado de México por obvias razones es la que “jala la marca” de la atención mediática, de los medios, tanto nacionales como de otros países y en general del respetable público, por la influencia que le conceden de cara a la madre de todas las batallas del próximo año; que en los hechos ya se está librando.
Son varias las definiciones que Ugalde aportó. La primera, que al día de hoy advierte una contienda en tercios, la cual puede decantarse -no necesariamente- en una de dos o incluso –poco probablemente- en cuartos. Con razón, argumenta que los tres o cuatro puntos que Del Mazo y Delfina Gómez le sacan a Josefina Vázquez Mota, son en los hechos un empate técnico. Consideró que la candidata de Acción Nacional fue la que tuvo el mejor desempeño en el primer debate celebrado en días pasados.
A del Mazo Maza lo define como un buen candidato, con propuestas y visión de gobierno. Hizo alusión a su dinastía política, en especial a su padre, a quien dijo se le reconoce una trayectoria exenta de señalamientos de corrupción. En este contexto y a pregunta expresa sobre qué tanto la evaluación que se realiza sobre la conducción de los asuntos del Estado por parte del Presidente Peña Nieto puede influir en el resultado final, consideró que por supuesto contará y agregó: A Del Mazo le pesa su parentesco y le pesa la “marca PRI”; e hizo una acotación interesante. Del Mazo ya tiene un tope y un mínimo de intención del voto, difícilmente subirá o bajará, se mantendrá arriba del 30%. Su triunfo dependerá de cómo se “muevan” las tendencias respecto a los otros candidatos.
Y aquí cobra relevancia la intensa campaña de contrastes y señalamientos de los unos contra los otros y viceversa, que amenaza con desbordarse; a la que Ugalde -me dio la impresión- considera como ya algo normal en las campañas y se mostró renuente a llamarla “guerra sucia”. Destacó por supuesto la relevancia de la “marca AMLO” en la estrategia de Delfina, así como el papel de gozne de la elección que puede jugar la “marca PRD” y su candidato Juan Zepeda, que se advierte va a la alza y quien en una proyección teórica, puede inclinar la balanza hacia Delfina o Alfredo –primero las damas-. Zepeda, además, juega un papel determinante en la posibilidad de reposicionamiento del PRD de cara a ambas elecciones. Si rebasa el 15% en la del Estado de México, podrá definir al ganador y darle cartas de negociación a su partido de cara al 2018.
Dos definiciones finales realizó Ugalde: la importancia que tiene la elección de Veracruz, en la que si bien no está en juego la gubernatura, para las marcas PRI, MORENA, PAN y PRD es fundamental ganar el mayor número de municipios, por lo que representan en reserva de votos para lo que viene y se ofrezca; y –sobre todo- dijo Ugalde, por la intención –yo la definiría como ambición- desmedida de Miguel Ángel Yunes de colocar a su hijo como candidato a sucederlo el próximo año, a la que agregaría la del propio Miguel Ángel, de colarse a la contienda interna por la candidatura presidencial de la “marca PAN” o por lo menos convertirse en factor de decisión. La otra –definición- de Ugalde fue la correcta y normal en un analista de su nivel y categoría: “La última palabra la tendrán los electores”.
Por lo pronto, el IEEM –Instituto Electoral del Estado de México- dio a conocer en voz de su presidente Pedro Zamudio que será el próximo 9 de mayo cuando se realizará el segundo debate entre los seis aspirantes a la gubernatura mexiquense. Indicó que ya se giraron las respectivas invitaciones a los contendientes, estando la temática y el “formato” aún a discusión; en cuyo “diseño” se escucharán las opiniones de todos los representantes de los partidos y la decisión se tomará, si no hay consenso, por mayoría de votos. La moderadora será Rina Mussali.
En este escenario, los dueños de las “marcas” o sus “administradores”(as), le entran con singular entusiasmo a abonar a sus causas. Desde Acapulco, Alejandra Barrales nos regaló un descubrimiento retórico, dijo “necesitamos que el PRD llegue fuerte a las elecciones de 2018 y posteriormente se definirá la situación de alianzas o candidatos, ya que en este momento estamos llamando a la conformación de un frente amplio ciudadano donde caben todas las fuerzas opositoras”; o sea como en los buenos tiempos de “lo que diga mi dedito”, ahora será “lo que diga Miguelito”; por supuesto tampoco aclaró si en ese “Frente Amplio”, cabe la posibilidad de que la marca PAN sea la que imponga las condiciones.
Y ya en el surrealismo político, según notas periodísticas, Andrés Manuel López Obrador agradeció las muestras de apoyo vertidas por el expresidente Felipe Calderón en redes sociales, en solidaridad por las amenazas aparecidas en el municipio de Acolman, Estado de México, en contra del tabasqueño; “se le agradece porque la violencia es el recurso de los perversos, eso debe desterrarse, no debe de usarse la violencia. La política se inventó para evitar la confrontación, entonces le agradezco se haya pronunciado de esa manera”; ya en plena respuesta a la “familia unida” que se declaró autora de la narco manta acotó “saben quiénes son los de la familia unida, son los de la Mafia del Poder”.
En síntesis, la intensa lucha política electoral es una contienda de “marcas”. Peña, Calderón, López Obrador, que aspiran a ser “totalmente palacio” y otras de menor calidad que desean palacios menores.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh