Mexicanos al grito de guerra, posiblemente sea la expresión que la mayoría de los ciudadanos recordamos con mayor facilidad de nuestro himno nacional.
Pero al preguntarnos ¿por qué vamos a la guerra? ¿por qué peleamos los mexicanos? las respuestas brotan por su obviedad; de manera histórica las peleas entre nuestros pueblos son por agua, tierra, paso, servicios públicos o seguridad.
Algo absurdo, irónico e incongruente es que peleamos por tener un poco de paz, por respeto a los derechos humanos, a la tolerancia y aceptación de ser o pensar de manera diferente.
Los tomadores de decisiones o los grupos políticos pelean por dinero, poder, territorio o simplemente por salir en los medios de comunicación dando la nota, sentirse importantes o marcar tendencia.
Las peleas entre nuestros pueblos sólo han dejado muerte, tierra abandonada, migración, desempleo, pobreza, marginación, olvido e ignorancia.
Los hombres y mujeres libres, coinciden en que, solo puede haber virtud, cuando se combaten los vicios personales, sin embargo; generar seres virtuosos implica peleas virtuosas, y éstas se dan en las escuelas, en las universidades, en el debate, en la construcción de ideas, conocimiento, en dónde el entendimiento, la argumentación, respeto y tolerancia a los demás, nos unifican como un pueblo.
Evitar que las diferencias que nos fragmentan y enfrentan sean más grandes, hará que nuestros ideales vayan hacia un mismo punto en un sólo grito de unidad por mi, por ti, por todos.