¿Por qué negaron el registro a los doctores?: Moisés Molina

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¿Ha aprovechado el PRI su travesía por el desierto

para hacer un examen de conciencia de sus

hábitos corruptos y usos no democráticos?

R. Bartra

 

Algunas críticas –ofensivas algunas- ha recibido quien esto escribe por los últimos textos dedicados al PRI. La crítica que construye, es decir, la que propone e invita a la libre reflexión me resulta necesaria y hasta indispensable para cualquier organización política en crisis, como lo está el PRI oaxaqueño al momento actual. Escribo “crisis” no en su corta acepción de caos, sino más apegada a la de “oportunidad”. Einstein decía que las crisis traen consigo oportunidades.

 

El PRI es, como lo dice en sus primeras palabras la Declaración de Principios: “una fuerza política”, pero como partido político es constitucionalmente (Artículo 41 CPEUM) una organización de ciudadanos. Los priístas somos ciudadanos con militancia y tenemos por igual, el derecho a escribir y decir cuanto estimamos es lo mejor para el partido en el que decidimos militar o con el que nos une la simpatía. Es además una de nuestras “garantías” (Estatutos. Art 57 fr I).

 

La decisión de ir con una sola fórmula, de las dos registradas para contender por el senado, ha sido la detonante de esta especie de intolerancia doméstica. El “bullying” partidista se ha enderezado en diferentes grados y en todas direcciones como si disentir o pensar diferente de quienes actúan como dueños del partido en Oaxaca, fuese una declaración de guerra. El PRI irá unido, que se acabe de entender. Enrique Peña Nieto es factor indiscutible de unidad.

 

A Nieves García y Martín Vásquez les fue negado el registro. En sendo dictamen publicado en la página oficial del PRI, las razones parecen convincentes. De ser cierto cuanto la Comisión Nacional de Procesos Internos consignó en sus considerandos, los resolutivos serían irrecurribles. Los doctores anuncian, sin embargo, que defenderán sus derechos políticos. Mediante un Juicio de Protección de los Derechos Político-Electorales del Ciudadano (JDC) irán “per saltum” al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Están convencidos de que en cancha del CEN no tienen ya nada que hacer y obvian por ello el Reglamento de Medios de Impugnación priísta que, en su artículo 5 les reserva el “Recurso de Inconformidad” para “dictámenes de aceptación o negativa de registro de precandidatos y candidatos” que habría de resolver la Comisión  Nacional de Justicia Partidaria.

 

¿Cual fue la razón jurídica (la política, los doctores la han publicitado con claridad) de haberles negado el registro? El incumplimiento de los requisitos de la convocatoria publicada el 29 de noviembre de 2011. Y de entre ellos los exigidos en su base sexta; para más especificidad, el de los “apoyos”. Los aspirantes podían registrarse con cualquiera de los siguientes: 25% de los comités municipales (como presuntamente lo hicieron Eviel y Sofía); o 25% de los sectores (CNC, CNOP, CTM), Movimiento Territorial, Organismo de Mujeres Priístas, Frente Juvenil Revolucionario y Unidad Revolucionaria; o 25% de los consejeros políticos que residan en la entidad (vía por la que habrían optado Martín y Nieves); o 10% de afiliados inscritos en el registro partidario correspondiente. (Que en Oaxaca no aplica, porque nunca ha existido en nuestro estado la figura estatutaria del Registro Partidario dependiente de la Secretaría de Organización. (Estatutos. Art 55)).

 

El fondo del asunto está pues –amable lector- en acreditar alguno -sólo uno- de los “apoyos” enunciados. De acreditarse, el tribunal exhibiría de modo terrible a órgano colegiado que hace las veces de árbitro en una contienda y tiene el alto cometido de la imparcialidad. Y de no darse, los doctores tendrán que reconocer que se equivocaron.

 

Una cosa es cierta, los requisitos que siempre son incluidos en la convocatoria a modo de candados, Nieves y Martín los sortearon: la constancia de pago de cuotas y la acreditación de conocimiento de documentos básicos, lo demás debió ser mero trámite.

 

La decisión del TEPJF será de mucha trascendencia para la vida de un partido que no logra traducir plenamente la novedad de las palabras a los hechos. Sea cual fuere el desenlace, la cultura de la línea ha recibido, después de mucho tiempo y una peculiar circunstancia, ya un duro golpe. A muchos priístas o ciudadanos sin partido, nos gustaría ser partícipes o espectadores de  una contienda interna; sacar de nuestro libro básico los artículos y convertirlos en sufragio, libertad y secrecía. La democracia interna la inventaron para vivirla, para practicarla ¿por qué entonces dejarla encerrada tras el cerrojo de la componenda y sepultada por la cultura de la línea? Fe y esperanza es lo que queda para las nuevas generaciones de priístas que parecen dibujadas por Günter Grass: “vivíamos entre escombros, sin comida, pero al mismo tiempo había una sensación renovadora: podíamos empezar de nuevo. La divisa era: “no es posible caer más abajo””.

moisesmolinar@hotmail.com  

@MoisesMolina