El diputado local de Jalisco Pedro Kumamoto, quien llegó al Congreso del estado como candidato independiente, ha donado 137 mil 616 pesos de su sueldo como legislador a una organización que impulsa proyectos comunitarios, para iniciar una discusión alrededor de la desigualdad en México.
Kumamoto aseguró en su columna publicada en el diario Más por Más que el salario mensual de un diputado en el Congreso local de Jalisco es de 66 mil pesos, de los que conserva 19 mil 800 y dona 46 mil.
“A veces me preguntan que si esta cifra es suficiente para vivir como diputado. A mí me parece un sueldo privilegiado. Un sueldo mucho mayor a lo que percibe una gran parte de la población en el país, en donde 23 millones de personas no pueden adquirir una canasta básica y casi la mitad de la población vive en pobreza según el CONEVAL”, escribió el legislador.
Los 137 mil 616 pesos que ha donado, sumando quincenas y aguinaldo, servirán para generar un fondo semilla, administrado por Corporativa de Fundaciones, una organización con más de 15 años de experiencia impulsando proyectos de desarrollo comunitario. La razón para que un tercero se encargue de la custodia de los recursos es evitar un conflicto de interés, dijo.
“El dinero de este fondo se asignará por convocatorias abiertas a las organizaciones vecinales, de la sociedad civil, académicas y demás movimientos sociales para que desarrollen proyectos que impulsen la participación ciudadana”, precisó.
“Este dinero no va a acabar con la pobreza y tampoco modifica sustantivamente la desigualdad económica. Sin embargo, un gran elemento para donarlo es precisamente para iniciar una discusión, impostergable y de relevancia mayúscula, alrededor de la desigualdad en nuestro país”, explicó.
El motivo para hacer públicas sus donaciones es precisamente para iniciar un debate público sobre la pobreza y la desigualdad, pero también porque fue un compromiso de campaña: “En un país acostumbrado a la infamia de promesas incumplidas, es relevante demostrar que debemos exigir el respeto a los compromisos”.
“Trabajar como funcionario público no debería significar convertirse en parte de la realeza, alejada de los representados”, concluyó.
Aristegui