Política, política mexicana y política a la mexicana: Antonio Limón

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Somos un pueblo afortunado, a pesar de que perdimos rápidamente la mitad de nuestro territorio y de que vivimos entre hostilidades suicidas, a pesar de que dilapidamos cada una de las oportunidades que se nos presentaron, y sí, a pesar de todos esos pesares seguimos siendo un pueblo afortunado, sobrevivimos a la belicosidad contra nosotros mismos y a nuestra ancestral apatía. Ahora vivimos hasta en santa paz con nuestros explosivos vecinos, al tiempo que México conserva muchas de sus grandes riquezas en el subsuelo, en sus mares, ríos y bosques. Sin embargo toda fortuna debe cuidarse con esmero, en especial -y ese es nuestro caso- cuando la fortuna es muy grande.

Toda fortuna es como miel en el bosque, de alguna manera todos los animales e insectos la descubren y la quieren, las abejas que la crean son también estupendos guardianes, vuelan, colocan en lugares inaccesibles su preciado néctar, Dios dotó a las abejas con poderosos aguijones y una ferocidad solo superada por su valentía y sin embargo, cuando no actúan con el mayor de sus naturales ingenios son víctimas de los codiciosos osos, de los astutos zorros y de ciertos parásitos implacables que recorren la jungla buscando un dulce panal para robarse el néctar, para infectarlo con sus huevecillos, para matar a sus esforzadas obreras, para esclavizar a su reina, así es la naturaleza y así también es la lucha por la fortuna descuidada o mal defendida por las naciones que la poseen.

Dentro de las muchas grandes fortunas que tenemos esta la del petróleo, en un principio los primeros mexicanos la utilizaron como ungüento medicinal o como combustible para hacer primitivas antorchas, en Europa supieron de él por el pasaje bíblico en que Dios ordena a Noé que recubriera el arca “con brea por dentro y por fuera”, seguramente el “fuego griego” fue producido en parte con petróleo y en parte con azufre, pero fue Marco Polo su gran popularizador cuando lo describió como “un aceite de piedra que arde con facilidad y está hecho de roña y de otras cosas”. A los químicos les gusta definirlo como una mezcla compleja de hidrocarburos, pero para nosotros hoy en día es la llave maestra de nuestra actual economía, de él se derivan prácticamente todos los plásticos que utilizamos, los combustibles para aviones, naves espaciales y para nuestro automóvil, la mayor parte de la energía eléctrica producida por el hombre se deriva del petróleo y en alguna de sus muchas formas está en nuestras ropas, en nuestro refrigerador, en los hospitales, en nuestros teléfonos y computadoras, en las tuberías que transportan el agua o en los drenajes urbanos. El día que no exista el mundo sería distinto. Para la civilización como la conocemos es el más valioso y útil de todos los materiales naturales.

Por verdadera bendición nosotros lo tenemos, no para siempre ni de manera ilimitada, pero lo tenemos y por ello debemos cuidarlo, ser celosos y actuar con respecto a él pensando en hacer que su presencia perdure entre nosotros el mayor tiempo posible, pues todo indica que el mundo tendrá petróleo tal vez, cuando mucho, por 50 años más. Por el momento las condiciones son altamente favorables para nosotros como país petrolero. En primer lugar el precio del petróleo ahora es el más alto de la historia, hablando en dólares actualizados, hoy el precio del petróleo supera a su precio histórico más alto. Durante la guerra de secesión en Estados Unidos el preció se disparó pues fue utilizado en ella y llegó a su cumbre en 1864, cuando se empezaron a iluminar las ciudades y los hogares norteamericanos con lámparas de keroseno, después de ese momento el petróleo nunca superó ese precio, ni durante la crisis petrolera provocada por la guerra del Yom Kippur, ni durante la fundación de la OTAN,  ni durante la revolución de Irán, ni en la guerra entre Irán e Irak, ni durante las guerras del golfo pérsico, hasta el siglo XXI.

En 1997 el presidente Zedillo decide cambiar la estrategia petrolera mexicana, hasta ese año México había sido un esquirol en favor de los países no exportadores de petróleo, para entonces las reservas naturales de EEUU estaban casi agotadas y cuando el precio del petróleo subía, México bajaba de inmediato el precio de su oferta con la finalidad de conservar el petróleo barato, por eso México no ingresó a la OPEP en 1960. A partir de 1997 México dejó de intervenir para desplomar el precio del crudo y esto impulsó los precios al alza de manera sostenida y constante hasta llegar a las cotizaciones actuales, por encima de los 100 dólares.

Salvo por la corrupción que ahora impera en PEMEX, la política petrolera mexicana ha sido un éxito, es algo que parece increíble pero que los hechos lo demuestran. En 1870 nació la Standard Oil, favorecida por los sorprendentes precios que alcanzó el petróleo durante la Guerra de Secesión y la iluminación urbana con lámparas de keroseno, entonces existían varias empresas dedicadas a esta misma explotación por lo que Rockefeller, su propietario, se dedicó a luchar contra sus adversarios y a contratar predios en Estados Unidos y perdió de vista a México, el caso es que para 1909  el inglés Weetman Dickinson Pearson, Primer Visconde de Cowdray, ya había asegurado firmemente amplios territorios para prospectar y explotar los yacimientos petroleros, en favor de su empresa petrolera de capital británico “Compañía Mexicana de Petróleo El Águila SA” los cuales despertaron vivo interés para las petroleras norteamericanas que convencieron al presidente Taft para que le exigiera a Porfirio Díaz que revocara esas concesiones.

En Ciudad Juárez, Porfirio Díaz se negó ante los reclamos del presidente norteamericano, con lo cual de inmediato se proveyeron armas a sus opositores y ante la renuncia de Porfirio Díaz, las mismas exigencias se le hicieron a Francisco I Madero desde la embajada norteamericana que a su vez se negó, el “Pacto de la embajada” se organizó y culminó con el asesinato de Madero y el reconocimiento a Victoriano Huerta, que tampoco cedió a los mismos reclamos, fue obligado a renunciar con la presencia de navíos norteamericanos en Veracruz. El poder pasó a Venustiano Carranza, pero ante la urgencia por la primer guerra mundial, Estados Unidos abandonó, en abril de 1917, a Carranza quién fue asesinado por Álvaro Obregón, quién a su vez se convirtió en el vencedor de la revolución mexicana, el sonorense estaba bien dispuesto a hacer lo que fuera para quedarse con el poder, incluso estaba presto a asesinar a medio país y claro que revocar las concesiones a la “Compañía Mexicana de Petróleo El Águila SA” para concederlas a norteamericanas, no era ningún problema, pero fue asesinado antes de poder hacerlo.

La “Compañía Mexicana de Petróleo El Águila SA” fue favorecida por la dignidad de los presidentes mexicanos que no aceptaron someterse a las peticiones norteamericanas, pero una vez que Estados Unidos de América terminó su participación en la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial)  su relación con Inglaterra fue la de un aliado cercano, por ello para el gobierno norteamericano ya no era posible presionar a México para despojar a la empresa británica, sin embargo los ingleses calcularon mal las “habilidades” políticas mexicanas y norteamericanas, creyeron que la primera guerra mundial era un candado protector para la empresa y que México se tendría que someter, para mayor seguridad inglesa, desde 1919 la empresa de la familia Pearson había sido adquirida por la mega empresa petrolera inglesa-holnadesa “Shell”.

En estas condiciones Shell aplicó en México la misma política que las grandes empresas petroleras imponían en el mundo, la misma que había convertido a la Standar Oil en la más grande empresa de Estados Unidos, la misma que impusieron las tabacaleras, los grandes bancos y los fabricantes de acero: desacatar las resoluciones de los jueces locales, ignorar las leyes e imponerse arbitrariamente ante cualquier derecho de terceros, bajo la justificación de que ceder pondría a estas empresas de rodillas ante los gobiernos, así que en 1938 la “Compañía Mexicana de Petróleo El Águila SA” entró en desacato a un laudo laboral. Después de cubrir todos los procedimientos de ejecución sin éxito y después incluso de suplicar ante la despótica empresa inglesa, el gobierno mexicano optó por revocar la concesión y por expropiar sus equipos y bienes inmuebles.

La expropiación se extendió a toda la industria petrolera extranjera, incluso afectó a minúsculas empresas  norteamericanas que querían para si la concesión de El Águila. El 20 de marzo de 1938 amenazaron los expropiados que demandarían a México por la fantástica suma de $400,000,000 de dólares, cuando un barril no valía ni dos dólares. Sin embargo en este punto inició la diplomacia norteamericana con su juego de astucias, el hecho de que la expropiación colocara a Estados Unidos del lado de las “víctimas”le permitió dar un golpe: aceptar la medida “soberana” de México, y así los ingleses perdieron en un instante todo su poderío petrolero en América. México, en contrapartida, se convirtió en socio de la potencia americana y de sus petroleras, que tuvieron una mucho muy productiva relación con PEMEX. Durante los años posteriores a la expropiación el precio del petróleo se elevó, pero México compensó los incrementos vendiendo su barril a las petroleras norteamericanas a un precio menor. La expropiación implicó una mejor relación con Estados Unidos y el acto expropiatorio se convirtió en una importante carta legitimadora para Roosevelt, para la “Doctrina Monroe” y para el presidente Lázaro Cárdenas, quién extendió esos beneficios a sus partidarios, que resultaron una partida de pillos.

México se liberó de la constante amenaza golpista de la Shell-El Aguila, habíamos pagado un elevado costo: una revolución financiada con armas y dinero desde Washington y todo por nada, nunca se obtuvieron recursos para el desarrollo del país. Porfirio Díaz no pudo cobrar los impuestos por el petróleo y tampoco lo logró Francisco I Madero que intentó cobrar unos centavos de peso por barril mediante el impuesto del timbre, menos aún pudieron los restantes presidentes mexicanos que solo recibieron propinas y embutes durante 32 años de explotación directa de las empresas extranjeras, hasta que la soberbia extrema de la Shell y la astucia de Franklin D Roosevelt y Lázaro Cárdenas nos abrieron la puerta para un mejor futuro.

Petromex y después Pemex tuvieron una vida tranquila hasta la fundación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a la cual no ingresó nuestro país para servir de esquirol en la política de precios norteamericana, el siguiente momento crucial fue el descubrimiento de Cantarell, en lo que ahora se conoce como la sonda de Campeche y a la decisión de hacer grandes inversiones para incentivar la producción, lo cual tuvo su punto sobresaliente en febrero de 1979 en que el presidente José López Portillo reclama a Jimmy Carter la conducta de Estados Unidos, pero finalmente accede a ayudar ante la crisis provocada por la revolución iraní. Dejando de lado la crisis derivada de la corrupción en PEMEX y del pésimo manejo del endeudamiento que hundió a México durante diez años de crisis constante, al precio “a la baja” de nuestro petróleo y al lamentable papel de México ante los exportadores de petróleo, el siguiente momento crucial ocurrió en 1997, en ese año México repudió su papel de esquirol y dejó que los precios subieran libremente, con ello el precio empezó su ascenso incontenible.

A partir de 1997 los dividendos del petróleo nos permitieron financiar un alto porcentaje del gasto público, por ejemplo en 2007, el presupuesto federal fue de 2.4 billones (millones de millones) de pesos, de los cuales .88 billones fueron directamente proporcionados por PEMEX, esto tiene algunos efectos perniciosos como la dependencia de nuestra economía a los ingresos petroleros, en este momento por ejemplo el incremento de un dólar en el precio del petróleo implica una ganancia adicional de 4.3 mil millones de pesos. Durante estos 16 años México logró cumplir su programa de pago de deuda externa sin problema alguno, en tanto que acumulamos 160 mil millones de dólares en divisas, depositados en bancos extranjeros.

En 2011 PEMEX anunció que tiene reservas posibles que son equivalentes a nuestras reservas probadas y probables de petróleo lo que nos permite calcular que durante 30 años podremos conservarnos como país exportador de petróleo en cuantías similares a las actuales. Sin embargo no obstante esto, un grupo de mexicanos considera que el gobierno no debe dedicarse a extraer ni a comercializar el petróleo que esto les compete a empresas especialistas en ello, precisamente empresas como la Shell y otras similares, por lo que debe permitirse a las empresas extranjeras que obtengan concesiones, incluso en las reservas que nosotros ya descubrimos y prospectamos, todo con la finalidad de incrementar el número de barriles diarios exportados.

El Partido Acción Nacional divulgó su propuesta de reforma constitucional en materia de energía, dicha propuesta que es bastante profusa en palabras, se reduce a 1.- Colocar al petróleo en la categoría de bienes susceptibles de ser concesionados a particulares; 2.- Crear una nueva “Comisión Nacional de Hidrocarburos” que determinará a quienes se les otorgarán las concesiones para explorar y explotar nuestros yacimientos de petróleo; y 3.- Deja a las leyes secundarias los requisitos que deberán cumplir las empresas concesionarias. La propuesta no previene nada sobre el origen del capital de las empresas concesionarias, el cual será seguramente extranjero, lo que colocará a México en riesgo de acudir a tribunales internacionales para debatir las reclamaciones de las empresas petroleras, tampoco previene el mecanismo o la fórmula para retribuir a México por el disfrute de esas concesiones, esto es importante en un país donde las grandes empresas regularmente evaden el pago de impuestos sobre la renta e incluso sobre el IVA, tampoco se previene nada sobre las ventajas fiscales que esas empresas utilizan para no pagar impuestos en los países donde extraen el crudo, no se habla de ninguna garantía afianzada y en el mejor de los casos eso se deja para la redacción de las leyes secundarias y su consecuente validación por la Suprema Corte de Justicia de la Nación que no es precisamente el órgano ideal, ni el órgano en el cual podamos depositar toda nuestra confianza.

En cuanto a la “Comisión Nacional de Hidrocarburos” esta será otro órgano tipo COFETEL, IFE, CFE, PEMEX, CONAGUA, ISSSTE, IMSS o la comisión creada con motivo de la reforma educativa que es el INEE, todos estos organismos dirigidos por amigos del presidente de la república o peor aún, como consecuencia de turbias negociaciones, no debemos olvidar que el último ejemplo de otorgamiento de concesiones de gran valor, es el de las concesiones de casinos que se otorgaron durante las administraciones de los presidentes Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, que terminaron siendo un gigantesco negocio para los funcionarios y sin que se hayan pagado al erario nacional cuantías significativas por ellos, lo peor es que en general entre los concesionarios se encuentran verdaderos criminales.

Obvio es que las empresas candidatas a concesionarias son las grandes petroleras, que son expertas y están bien dispuestas a corromper funcionarios públicos, jueces, ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y, para abrir boca, a los miembros de esa “Comisión Nacional de Hidrocarburos”. Lamento recordar en este momento como el órgano de control de PEMEX exoneró practicamente a MEXLUBE de adeudos multimillonarios, para permitirle seguir comerciando nuestros aceites y lo hizo impunemente, también recordar que Santiago Creel Miranda ni siquiera fue llamado a rendir cuentas de “su” “Renta extraordinaria” por la feria de los casinos, así que como expertos en corrupción e impunidad, dejaríamos en manos de pillos estándar el mayor patrimonio que Dios o la naturaleza nos pudieran haber dado.

Una vez que la Comisión Nacional de Hidrocarburos falle una concesión en favor de una empresa petrolera extranjera, y todas excepto PEMEX lo son, habremos perdido el control, estaremos en sus manos, podrán acudir a cortes internacionales alegando la injusticia de los contratos o de las concesiones, podrán rendirnos cuentas alegres, podrán generar sus utilidades en sus países sin pagarnos impuestos al amparo de los tratados internacionales celebrados por México en materia de impuestos, esto implicaría disponer de los recursos de PEMEX para combatir a las petroleras; para los funcionarios involucrados en el otorgamiento de las concesiones, la propuesta del PAN es la llave para su enriquecimiento personal a lo faraónico. No ganaremos nada, explotarán nuestro petróleo en lo altamente rentable, dejarán el resto para el futuro y nos esquilmarán.

No es una cuestión de ideología, sin de buen calculo, de prudencia, esto es peor que darle al vecino tu propio patrimonio y el de tus hijos, es como meter el demonio a casa para reformarlo.