El desfile cívico se transformó y nadie pudo hacer nada. Eran las 10:30 am y las rechiflas no se dejaron esperar. La lluvia y el retraso incomodaron a los pocos que se dieron cita en el lugar. Desprotegidos ante la ausencia de un gobernador que ha evadido la realidad una, dos y muchas veces, los asistentes abandonaron uno a uno el Zócalo de la ciudad.
Arriba, un balcón tapiado de invitados especiales pero con el “desaire” de Gabino Cué Monteagudo quien evitó enfrentarse con los problemas que padece la entidad y la zozobra de un conflicto interno entre policías estatales y un secretario de Seguridad Pública que se ha ganado el repudio de muchos y la lastima de pocos.
Abajo, casi todos buscaban protegerse de la lluvia la cual enmarcó un día gris en la historia de Oaxaca.
¿Y Gabino dónde está? ¿Por qué no sale? ¿Qué dé la cara?, murmuraban quienes algún día celebraban su triunfo luego de la victoria en las elecciones rumbo a la gubernatura. Pero lejos de obtener respuestas los oaxaqueños y oaxaqueñas sólo se han quedado con el silencio desde hace tres años.
Pasaron más de 30 minutos y de pronto algo inesperado se avizoraba, un acontecimiento inédito. Uno, dos, tres y más camionetas de la Policía Estatal ingresaron por la calle de Valerio Trujano.
Ellos no estaban contemplados en el desfile, ni si quiera han sido tomados en cuenta en el presupuesto.
Con pancartas y consignas, los uniformados ingresaron al Zócalo de la ciudad y en medio de aplausos por parte de la ciudadanía.
“Los olvidados” no sólo exigían a gritos la salida del Secretario de Seguridad Pública, Alberto Esteva Salinas quien se ha “robado” los recursos de la corporación para impulsar su campaña política rumbo a la gubernatura.
El pequeño grupo como lo consideró el gobernador del estado también evidenciaron las carencias en materia de herramientas y uniformes, mismos que han demostrado severas deficiencias.
Fue así como los uniformados se convirtieron en los héroes de la Patria de este 2014, al menos en Oaxaca.
Carina García/Libertad-Oaxaca.info