Sin lugar a dudas, los poderes judiciales son los más especializados, técnicos y profesionales del sistema mexicano.
Los jueces hablan a través de sus sentencias y son éstas su única fuente de legitimidad. No necesitan otra.
Más que en cualquier otra profesión o actividad, los jueces trabajan con argumentos. Y la argumentación jurídica tiene su expresión más acabada en la Judicatura y la magistratura. Y más en estos tiempos.
Hoy las y los jueces no sólo trabajamos con la sola letra de la ley. Los juzgadores trabajamos también con principios.
El derecho ha cambiado mucho. Y el cambio de las últimas épocas no ha sido sólo de artículos en las leyes, sino de enfoque, de perspectiva, del cristal con que se mira y de la unidad de medida de la justicia.
Antes el juez era esclavo de la letra de la ley. Hoy servimos únicamente la causa de nuestras Constituciones y de los Derechos Humanos.
Cuando una norma va en contra de los principios, son los principios los que prevalecen.
Por eso el juez sopesa, mide, pondera.
Independientemente de su materia (civil, penal, familiar, constitucional, etc) la función del juzgador es creativa. Pero no de acuerdo a sus íntimas convicciones, sino a reglas y a métodos de la ciencia jurídica que siguen desarrollándose y que evitan la discrecionalidad en el dictado de las sentencias.
Por eso digo que en los poderes judiciales, más que en los ejecutivos y en los legislativos, la profesionalización, capacitación y actualización permanente de sus integrantes es un imperativo de primer orden.
Es por eso que en el diseño constitucional, es únicamente a los integrantes de los poderes judiciales a quienes se les exige -como pre requisito de elegibilidad- la calidad de licenciado en derecho.
Un país puede tener -como ha sido hasta ahorita- diputados, senadores, gobernadores y presidentes que no sean abogados; pero nunca un poder judicial ha estado integrado por personas que no hayan abrazado la profesión del derecho.
En el Poder Judicial de Oaxaca estamos haciendo lo propio, con mucha convicción y con mucho entusiasmo.
Hemos convocado a los mejores juristas de México y el mundo que han venido a Oaxaca a conversar con nuestros jueces y magistrados. Y nuestra Escuela Judicial es una de las más activas de México con actividades permanentes.
Este mismo fin de semana, en un esfuerzo coordinado con la UNAM nos visitó la Dra. Francisca Pou para capacitarnos en materia de “proporcionalidad” que es precisamente una metodología para ponderar, para medir, para sopesar derechos a la hora de tomar nuestras decisiones.
La “proporcionalidad” es un lenguaje jurídico universal y hoy los juzgadores oaxaqueños sabemos qué se está haciendo en otras partes del mundo, porque lo que ahí se hace aquí se aplica.
Y lo estamos demostrando. Basta ver la reciente sentencia que emitió la Sala Constitucional de nuestro Tribunal Superior de Justicia para hacer que se cumpla la recomendación emitida por la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca sobre violaciones a los Derechos Humanos de profesoras y alumnas de la UNISTMO.
Es una sentencia que sienta un importante precedente para tomarnos en serio, como autoridades y como sociedad, el respeto a los derechos humanos de todas y de todos.
Les invito a leerla.
*Magistrado de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca