Los priistas Rosario Guerra y Cristian Vargas, quienes se vieron involucrados el viernes en los actos de violencia de la sede PRI-DF, se acusaron de complicidad con Marcelo Marcelo Ebrard.
Guerra aseguró que detrás de Vargas está el diputado federal, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quien tiene una amistad y nexos políticos con el jefe de Gobierno.
“Los golpes que me dio Cristian Vargas tiene como fondo que la planilla blanca no estorbe a Cuauhtémoc Gutiérrez en su afán por controlar al PRI capitalino y llegar a un acuerdo con Marcelo Ebrard, pues no quiere perder su reino de la basura”, acusó la priista, desde la cama en que está hospitalizada.
La ex diputada federal recordó que la semana pasada el GDF anunció que se mantendrá a los pepenadores, que pertenecen a la organización de Gutiérrez, en la planta de separación de basura.
Lo anterior luego de que el también llamado, Rey de la Basura, se reunió en su cumpleaños con el secretario de Educación del DF, Mario Delgado, y con Héctor Serrano, quien es parte de la fundación de Ebrard.
La priista aseguró que el diputado Cristian Vargas la golpeó para que la Planilla Blanca, que buscaba formar parte de la contienda para renovar el Consejo Político del PRI-DF, no lograra su registro, y así fue.
“Me quieren culpar de la violencia cuando ellos fueron los que agredieron, incluso ya fueron expulsados del partido por agresiones en 2004, y ahora hacen lo mismo, cuando el PRI saca los mejores resultados en las preferencias electorales en años, y en lugar de que estén construyendo unidad, destruyen”, manifestó Guerra.
Cristian Vargas responsabilizó, por su parte, también a Marcelo Ebrard, Manuel Camacho Solís y Rosario Guerra del enfrentamiento que hubo en la sede del PRI capitalino.
“Lo que pretende este grupo es desestabilizar al partido en la capital, porque no están de acuerdo de que Enrique Peña Nieto sea el candidato presidencial y Beatriz Paredes vaya por la Jefatura de Gobierno”.
“Si yo tengo que ser el sacrificado para que Peña llegue a la Presidencia, me sacrificaré, aunque tenga que enfrentar a Camacho Solís y Guerra o a quien sea”, sostuvo Vargas, también conocido como Dipuhooligan.
Además, en entrevista radiofónica con Joaquín López Dóriga, dijo no haber golpeado a Rosario Guerra.
“Yo no la golpee, por la Virgen de Guadalupe, no le pegué, ella me pegó. Es más, yo la perdonó y ojalá que Dios la perdone por lo que me hizo en el rostro”, expuso el asambleísta.
“Decidí dejar el hospital y no someterme a ninguna cirugía, porque prefiero estar en mi casa, morir en mi casa y no en una habitación de hospital”, expresó Vargas.
Milenio