El Papa Francisco advirtió ayer que la persecución a los cristianos es “una injusticia” que “debe ser eliminada” y criticó que muchos países dicen respetar la libertad religiosa pero fomentan obstáculos contra los fieles.
Desde la ventana de su estudio privado, en el Palacio Apostólico del Vaticano y ante miles de personas que llenaron la Plaza de San Pedro, el pontífice impartió la bendición con el Angelus en la fiesta de San Esteban, primer mártir de la Iglesia católica.
En su discurso, pronunciado en italiano, sostuvo que el recuerdo de los mártires un día después de la fiesta por el nacimiento de Jesús, sirve para disolver una “falsa imagen” de la Navidad: “Empalagosa y de cuento de hadas (?) ¡Que no existe!”.
Recordó que el martirio de Esteban tuvo lugar después de un discurso incendiario que suscitó la ira de los miembros del Sanedrín, por el cual fue arrastrado fuera de los muros de la ciudad y lapidado. Finalmente murió como Jesús, pidiendo perdón por sus asesinos.
Reconoció que, en el clima alegre de estos días, la conmemoración de una muerte podría parecer fuera de lugar. Porque la Navidad es la fiesta de la vida e infunde sentimientos de serenidad y de paz, ¿por qué turbar su encanto con el recuerdo de una violencia tan atroz?
Agencias