¿Perdón o Justicia?: Luis Octavio Murat

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“Todos los individuos son iguales”, y “el bien de la sociedad está más alto que el de los individuos”, y “por el bien de los individuos se aumenta necesariamente el de la sociedad” y “cuanto más individuos felices hay mayor es la prosperidad social”. “Esto es el instinto del rebaño que se hace concepto y verbo”. Friedrich Nietzsche.

La semana pasada, en Ciudad Juárez, se inició el primero de los 20 foros programados para la Pacificación y la Reconciliación de México.

En su mensaje, el presidente electo dijo a las víctimas del país cuyo lema de protesta es “Ni perdón ni olvido”, que: “Tenemos que actuar en unidad, pensando que la patria es primero y estar dispuestos a perdonar, lo dije en campaña y lo repito ahora. Coincido con los que dicen que no hay que olvidar, pero si están a favor del perdón. Respeto mucho a quienes dicen “ni perdón ni olvido”. Yo les digo: olvido no, perdón si”.

Tenemos que ser tolerantes, respetuosos y actuar en unidad pensando que “la patria es primero” y estar dispuestos a perdonar, dijo el futuro mandatario, insistiendo en que la violencia no se puede resolver solo utilizando la dureza, con prisiones, con masacres en referencia a las que ha habido desde que el gobierno del presidente Calderón le declaró la guerra al crimen organizado, y que posteriormente continuó con más muertos y desaparecidos en el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Por su parte, Alfonso Durazo, quien carece de experiencia en temas de seguridad lo que hace inexplicable su nombramiento dijo: “que el proceso de pacificación del país propuesto por Andrés Lopez no significa un pacto con el crimen”. “Proponemos (¿Quienes?) un proceso de pacificación y reconciliación nacional, no un pacto con el crimen. No abrá un punto de inflexión en los niveles de violencia que azotan a nuestro país”, advirtió.

Estos buenos deseos y propuestas de un mundo feliz, tanto del futuro presidente de México y del que será su secretario de seguridad, son eso, buenos deseos para una nación profundamente lastimada, a causa de todos los motivos que a usted se le ocurran, principalmente el de la violencia que, como ola gigantesca, arrasa todo lo que encuentra a su paso despedazando vidas, familias, carreras, trabajos y esperanzas de mejores tiempos.

Hoy, los futuros gobernantes nos proponen ser mejores, perdonar a quienes nos han hecho mal; perdonar a quienes lastimaron profundamente nuestros sentimientos; perdonar a quienes les arrebataron a 43 familias a su hijos y hermanos, perdonar a los pozoleros que cocinaron a docenas de personas en un tambo, perdonar a quienes tiraron al mar a 43 estudiantes que confundieron con traficantes, 43 personas que no aparecen por ningún lado, ni aparecerán porque se los trago el mar; perdonar a quienes han robado a la nación saqueando sus arcas para dilapidar los fondos en Londres como la familia de Javier Duarte, o en restaurantes exclusivos de Paris acompañados de sus rémoras que la vida les dio por hijas, o perdonar a quienes aseguraron el futuro adquiriendo plataformas petroleras aprovechando el poder que los cargos del Senado, de las secretarías de gobierno, o desde la Presidencia de la República les permitieron comprarlas.

¿Perdonar cuando hay en las calles miles de niñas y niños pidiendo una moneda o cargando cajas y bolsas de comida en los mercados públicos, o inhalando para huir de la realidad tan ingrata que no les brinda escuelas, ni comida, ni educación, ni familia, y la calle fue la única que les ofrece, sin cobrarles, violencia, prostitución, frío, calor, y promesas que solicitan su perdón por no darles todo eso que necesita el ser humano para ser mejores.

 Desde Ciudad Juárez se exclama: “debes perdonar para ser mejor”. ¿Porque mejor, si la moral es una cuestión de gusto? Y en ese terreno, decía Nietzsche, es donde más se miente y se desvaría. La actitud moralista y religiosa es la que más miente. “El instinto dominante, sea el que fuere, maneja la astucia y la mentira contra los demás instintos, para conservar su categoría.”

¿Es necesario perdonar? ¿Para que? Si el dolor persiste, si nunca se acaba, si los recuerdos que lastiman ahí estarán para siempre?

Los individuos se manejan diferente a lo que hablan; así actúan los moralistas. ¿Para que moralizar si todo es pendular, fantasía y mentira, si los daños causados no tienen bálsamo que atenúe los dolores del alma?

En consecuencia, “El perdón y gracia a los amigos, y la justicia a secas para los enemigos”, se entendería como impunidad, como benevolencia, como amistad, como indulto y perdón inmerecido.

Pero si se trata de gobernar invocando a Don Benito, habría que recordar que Juárez no perdonó la vida a Maximiliano, aun cuando, Agnes Sale, ofreció entregar 100 mil pesos y sus encantos a cambio de la vida de los sentenciados.

Juárez dijo no, y los sentenciados fueron ejecutados para dar ejemplo histórico de que México era, es y seguirá siendo una República.

@luis_murat

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