Percepción latinoamericana (segunda parte): Isaac Leobardo Sánchez Juárez*

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En mi anterior participación le presenté algunas de las respuestas dadas por los latinoamericanos a una serie de preguntas clave para la vida en sociedad, a partir del trabajo realizado por el corporativo Latinobarómetro. El resultado más destacado fue que un porcentaje importante de los entrevistados respalda un gobierno autoritario (17%); es decir, rechaza la libertad política, resultado sumamente delicado porque puede, en un determinado momento, revertir los avances logrados en la región. Relacionado con lo anterior, 35% de los latinoamericanos percibe que ha progresado económicamente en los últimos años, el resto considera que está regular o que ha empeorado. Al preguntarles qué necesita la democracia, un 48% comenta que le hace falta reducir la corrupción, pero también garantizar la justicia social, aumentar la participación ciudadana y transparentar el Estado, únicamente 13% considera que está bien. En síntesis, existen riesgos de retrocesos en la región y evitarlo implica aumentar significativamente el ingreso y consolidar nuestra joven democracia.

En esta segunda parte le presento las opiniones que los latinoamericanos tenemos sobre la justicia en la distribución del ingreso, la satisfacción con la vida, la confianza en las instituciones, la confianza en el gobierno y el registro indicado de ni-ni (s) en la familia (personas que ni estudian ni trabajan). Además, debido a su importancia, en la parte final se reporta la actitud mostrada respecto al mercado y al Estado.

En América Latina, sólo 19% de los entrevistados en 1997 consideraba que la distribución del ingreso era justa; 11% en 2001; 12% en 2002; 21% en 2007; 21% en 2010 y 20% en 2011. La percepción de los latinoamericanos es que la distribución del ingreso es injusta. En Ecuador, para el 2011, 43% considera justa la distribución de rentas; Panamá 33%; Venezuela 31%; Uruguay 27%; Costa Rica 24%; Nicaragua 23%; Paraguay 22%; Bolivia 21%; El Salvador 17%; Argentina 16%; Guatemala 16%; México 15%; Brasil 15%; Perú 14%; Honduras 12%; Colombia 12%; República Dominicana 8% y Chile 6%.

Los datos anteriores revelan que en los países gobernados por la izquierda los resultados son favorables en este renglón. Lo que conduce a la pregunta ¿realmente tienen una mejor distribución del ingreso? El tema es polémico, ya que hablar de justicia en la distribución del ingreso conduce a pensar en igualdad de ingresos, una situación totalmente indeseable, ya que la meta debe ser la igualdad de oportunidades, no la de resultados. El meollo del asunto consiste en lograr que todas las personas tengan ciertas oportunidades básicas para tener la libertad de explorar el camino a seguir para alcanzar diferentes resultados.

Los latinoamericanos debemos aspirar a un mundo donde tengamos la oportunidad de trabajar e intentar nuevas cosas, así como el derecho para obtener ganancias de cualquier empresa, sí se hace un trabajo honesto. Lo anterior conduce a sociedades que alientan la movilidad social y recompensan la iniciativa y el esfuerzo, caminos para una mayor prosperidad. La diferencia de ingresos no es un problema para el desarrollo, lo que realmente lo daña es la discriminación y los privilegios que causan las diferencias de ingresos.

Ahora bien, algo paradójico es la satisfacción que los entrevistados dicen tener con su vida, un porcentaje elevado se dice sumamente satisfecho. De acuerdo con Latinobarómetro, la satisfacción con la vida es inelástica a los acontecimientos y se mantiene a lo largo del tiempo independiente de ellos. En América Latina, 70% de los entrevistados en 2005 estaba altamente satisfecho con su vida, mientras que en 2011 es el 72%. Los tres países con el mayor número de personas altamente satisfechas en 2011 son Costa Rica, Panamá y Colombia (88, 87 y 83% respectivamente). Los cuatro países con menores porcentajes de personas altamente satisfechas con su vida en 2011 son Chile, Perú, Bolivia y El Salvador (62, 57, 51 y 61%).

Respecto a las instituciones, se preguntó a las personas cuanta confianza tienen en ellas, el resultado para América Latina es que en promedio, de 1996 a 2010, un 71% de los entrevistados confiaba mucho en la iglesia; 55% en la radio; 48% televisión; 45% diarios; 43% fuerzas armadas; 39% bancos; 39% empresa privada; 37% gobierno; 36% gobiernos locales; 35% policía; 31% administración pública; 31% poder judicial; 28% congreso; 28% sindicatos y 20% partidos políticos.

Recapitulemos, los latinoamericanos consideran que la distribución del ingreso no es justa; no obstante, opinan que tienen una vida de la cual pueden sentirse muy satisfechos, algo que sin duda es contrastante. La institución en la que más confían es la iglesia y en la que menos confían son los partidos políticos. Esto lleva a plantear una hipótesis obvia: los latinoamericanos culpan a los políticos de la injusta distribución del ingreso, los asocian con corrupción y prácticas poco éticas, no creen en ellos y esto hace que se sientan desilusionados con la democracia, incluso algunos ven con simpatía el regreso al pasado autoritario o su confirmación en algunos casos. Entonces, desarrollarnos implica mejorar el sistema político, crear auténticos sistemas para la rendición de cuentas, transparencia y eficiencia.

Otra institución particularmente importante es el gobierno, en 2011, el 40% de los entrevistados confiaba mucho en él, un porcentaje que ha crecido, ya que en 2003 era un 19%, lo anterior está correlacionado con una mejora en la percepción que se tiene de la gestión de los mandatarios de la región. Aunque el porcentaje se ha incrementado, sigue siendo bajo, persiste la desconfianza en la acción del gobierno. En Chile, Perú, México, Honduras, República Dominicana y Guatemala, los porcentajes de personas que mencionaron tener mucha confianza en el gobierno son realmente bajos (34, 34, 31, 29, 25 y 18% respectivamente).

Dejo éste tema a un lado para abordar otro igual de preocupante, capturado por las entrevistas de Latinobarómetro: los ni-ni (s), todos aquellos jóvenes que ni estudian ni trabajan. El 21% de los jóvenes de América Latina no trabajan ni estudian, 17% en Sudamérica y 27% en Centroamérica. Los países con el mayor número de ni-ni (s) en 2011 son República Dominicana, Honduras, Panamá y Nicaragua (34, 33, 32 y 28% respectivamente). Los países con el menor número de ni-ni (s) son Paraguay, Argentina, Bolivia y Uruguay (16, 13, 13 y 12%).

¿Cómo resolver la problemática de los jóvenes que ni estudian ni trabajan? La respuesta es con libertad económica, con una economía de mercado, dándoles oportunidades para aprovechar sus talentos, con gobiernos democráticos dispuestos a incorporarlos y poner atención a todas sus demandas. La solución es la libertad, tanto política como económica. Pero ¿qué tanto están de acuerdo los latinoamericanos con el mercado como medio para la asignación de recursos y conducción al desarrollo?

En América Latina, en el 2005, 63% de los entrevistados indicaba que estaba muy de acuerdo con el hecho de que la economía de mercado es el único sistema para ser desarrollado; en 2011 el porcentaje es de 56%. Los cuatro países donde mayor apoyo encuentra la economía de mercado son Nicaragua, Colombia, Paraguay y Panamá (65, 63, 63 y 63% respectivamente). Los cuatro países donde menor apoyo existe a la economía de mercado son Honduras, República Dominicana, Guatemala y Chile (51, 46, 45, y 43%). Llama la atención el bajo porcentaje relativo de entrevistados que dicen estar muy de acuerdo con una economía de mercado en Chile, ya que es el país que, de acuerdo con los índices de libertad económica, sale mejor calificado en toda Latinoamérica.

Digno de una investigación más profunda es entender por qué en Venezuela los entrevistados se dicen más satisfechos con la distribución del ingreso y su gobierno, siendo un país con uno de los niveles más bajos de libertad política-económica en América Latina. Por otra parte, Chile, país con el índice más elevado de libertad política-económica en la región, obtiene las peores calificaciones en justicia distributiva, desempeño del gobierno y satisfacción con la vida.

Un elemento esencial para una economía de mercado es la existencia de empresas privadas y junto con esto la validación del lucro, en virtud de lo anterior, Latinobarómetro preguntó a las personas acerca del rol fundamental que tienen las empresas privadas para el desarrollo. En 2005, el 59% de los entrevistados estuvo muy de acuerdo con la importancia de la empresa privada, mientras que en 2011 es 65%; el valor más alto reportado fue en 2010 con un 71%. Los cuatro países que mayor apoyo muestran a la empresa privada en 2011 son Panamá, Venezuela, Ecuador y Uruguay (77, 77, 75 y 73% respectivamente). Los cuatro países que menor apoyo manifiestan a la empresa privada son Argentina, Bolivia, México y Guatemala (58, 56, 55, 51%). En el caso de Venezuela, existe una contradicción en las respuestas, ya que los venezolanos se dicen altamente satisfechos con su gobierno y con la importancia de las empresas privadas, pero es justamente el gobierno del presidente Chávez, el que más ha atacado a las empresas privadas, debilitando con ello las posibilidades de progreso de aquel país y sus habitantes.

Finalmente, ¿qué importancia tiene el Estado para los latinoamericanos y específicamente cuanto ha hecho para el desarrollo de su país, de usted y su familia? En 2011 para América Latina, 46% de los entrevistados considera que el Estado ha hecho mucho por el país y 35% por el sujeto entrevistado y su familia. Latinobarómetro indica que estamos frente a un Estado que no es percibido trabajando mayoritariamente para la gente, sino más bien trabaja con esmero para el país, pero ¿quién es el “país” si no son los ciudadanos?

Por otra parte, se preguntó a las personas ¿tiene el Estado medios para resolver problemas? 74% de los entrevistados en América Latina contestó que sí. En República Dominicana 87%, Paraguay 86%, Venezuela 86%, Argentina 83%, Chile 82%, Perú 80%, Colombia 80%, Brasil 78%, Panamá 78%, Uruguay 77%, Ecuador 73%, México 73%, Nicaragua 72%, Costa Rica 65%, Honduras 60%, El Salvador 56%, Bolivia 54% y Guatemala 53%.

Las cifras anteriores pueden considerarse evidencia de la importancia que las personas dan a la acción del Estado en sus vidas y el trabajo que se tiene que realizar para demostrarles que lo mejor es dejar todo al esfuerzo individual, en un marco de reglas claras y estables, donde el éxito y la calidad de vida implican mayor libertad –dejemos atrás el paternalismo. Aprovecho para desearles un feliz 2012 e invitarlos a trabajar por una América Latina pacífica, democrática y competitiva.

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* Profesor en economía de la UACJ, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)