El gobierno de Enrique Peña Nieto propuso incurrir durante el ejercicio fiscal de 2014 en un déficit presupuestario de 3.5% del PIB (1.5% si se excluye el generado por la inversión de Pemex), una cifra que no se daba desde hace 24 años.
También anunció que este año se cerraría con un déficit de 2.4% del PIB (0.4% excluyendo inversión de Pemex), revirtiendo así una de las primeras 13 decisiones o promesas que anunció el día que asumió la Presidencia de la República: que presentaría un Paquete Económico 2013 con cero déficit presupuestario.
En 1989, durante el primer año del sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari se registró un desbalance presupuestario equivalente al 3.7% del Producto Interno Bruto (PIB), sin embargo, en 1990 el déficit se redujo a 1.7% del PIB y después pasó a un balance superavitario, es decir, que fueron mayores los ingresos que los gastos presupuestarios.
Así, la administración de Carlos Salinas de Gortari promedió durante su sexenio (considerando los ejercicios fiscales de 1989 a 1994) un superávit de 0.2% del PIB, según cifras del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados.
Esta serie de datos de uno de los centros de investigación de la Cámara Baja, indica que en el sexenio de Ernesto Zedillo (1995-2000) se registró un déficit promedio de 0.6% del PIB; en el del panista Vicente Fox, un promedio deficitario de 0.4%; y en el de Felipe Calderón, de 1.7% del PIB.
En los Criterios Generales de Política Económica que presentó Peña Nieto el 8 de septiembre pasado ante la Cámara de Diputados, plantea ir deslizando el déficit de 3.5% del PIB en 2014, a 3.0% en 2015, 2.5% en 2016, hasta llegar a 2.0% en 2017 y 2018, para un promedio de sexenal de 2.6% del PIB… una cifra más alta que la de sus cuatro predecesores en el Ejecutivo federal
En esta proyección, el promedio del sexenio de Peña Nieto sería de 0.6% del PIB, si se considera la cifra que excluye la inversión de Pemex.
El déficit sin inversión de Pemex, explica el investigador Ricardo Cantú Calderón, es un dato utilizado en México porque el gobierno considera que este rubro no es un gasto y que no genera un requerimiento de endeudamiento adicional para el Estado, pues “se paga solo” con los rendimientos que generará.
“Pero no conozco ningún otro país que haga una exclusión de este tipo en sus cifras de balance presupuestario… Aunque tampoco hay muchos países en los que los ingresos de una paraestatal tengan el peso que tiene Pemex en el presupuesto mexicano”, agrega este especialista del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
LAS RAZONES
En la primera ocasión en que Enrique Peña Nieto como presidente se dirigió a los mexicanos, prometió que en 2013 se mantendría el balance en los ingresos y egresos presupuestarios y explicó las razones por las que esto era relevante.
“Hoy, México es un país reconocido por su estabilidad macroeconómica; en mi gobierno el manejo responsable de las finanzas públicas será la base para lograr un mayor crecimiento económico sostenido y promover la generación de empleos”, detalló en su discurso.
“Por ello, en los próximos días pondré a consideración del Congreso de la Unión el Paquete Económico 2013, con un cero déficit presupuestal… La solidez de las finanzas públicas seguirá siendo pilar en la conducción de la economía nacional”, adelantó el 1 diciembre pasado.
Nueve meses más tarde, al momento de presentar su propuesta de reforma hacendaria, la administración de Peña Nieto reconoció que la desaceleración económica registrada en el país –el 20 de agosto la Secretaría de Hacienda bajó su previsión de crecimiento del PIB para 2013 de 3.1% a 1.8%– y la caída en los ingresos tributarios del gobierno le habían llevado a cambiar su postura sobre el balance presupuestario.
En el documento de los Criterios Generales de Política Económica, el Gobierno de la República considera que gastar más allá de los ingresos presupuestarios puede ser útil para hacer crecer la economía.
“El nivel de déficit propuesto contribuirá a mitigar el efecto recesivo de corto plazo sobre diversos sectores de la economía mexicana”, explica.
“Este déficit permitirá un estímulo contracíclico para apoyar a la economía y al empleo, al tiempo que permitirá invertir de manera decidida desde ahora para alcanzar los frutos de las reformas estructurales lo antes posible”, añade el documento.
ADN Político