Al principio, nadie le prestó mucha atención. Pero luego, sus actos de campaña comenzaron a atraer multitudes, y su popularidad a trepar en las encuestas.
Ahora, Bernie Sanders, el senador socialista de Vermont, es el principal contrincante de Hillary Clinton en la pelea por la nominación presidencial del Partido Demócrata.
A sus 73 años, Sanders vive su momento de mayor popularidad y, quizá, de influencia, en la política estadounidense.
Y aunque nadie espera que logre vencer a Clinton, este legislador veterano –25 años en el Congreso–, jamás ha tenido tantos seguidores.
Quizá ello se debe a dos atributos que muy pocos colegas suyos, incluida la ex Secretaria de Estado, pueden ofrecer: consistencia y credibilidad.
Desde sus inicios, Sanders se ha mantenido fiel a su mensaje progresista y a la denuncia de la rampante desigualdad que impera en la primera economía mundial, mucho antes de que fuera un tema central en la agenda política.
Ahora, en pos de la Casa Blanca, todavía lo hace.
“Es un personaje quijotesco”, dijo a REFORMA Juan Carlos Hidalgo, analista político del Instituto Cato, un centro de estudios conservador de Washington.
“Los demócratas están apoyando a Bernie Sanders porque es genuino, porque siempre ha mantenido estas posturas y dice las cosas como las piensa, sin cálculos políticos”, agregó.
“Con Hillary Clinton se puede escribir una Enciclopedia Británica de cambio de posturas de acuerdo con las circunstancias políticas”, comparó Hidalgo.
Y es que Sanders pertenece a un universo reducido de políticos que miran con recelo aquellas concesiones que los apartan de los ideales que pregonan.
Se puede decir que Bernie Sanders es, para el Partido Demócrata, lo que el congresista Ron Paul fue para el Partido Republicano antes de retirarse de la política.
Entre sus propuestas, Sanders plantea inversiones millonarias para modernizar la infraestructura estadounidense; se opone a todos los acuerdos comerciales, incluido el TLCAN; quiere reformar Wall Street; abaratar la educación universitaria y elevar el salario mínimo a 15 dólares la hora.
Con respecto a la inmigración, su postura es un tanto ambigua. Después de un criticado silencio, ahora respalda una reforma migratoria integral. Pero en 2007 dijo temer que esa iniciativa deprimiera los salarios.
Socialista declarado, algo más que atípico en Estados Unidos, Sanders está aún lejos de Hillary Clinton en las encuestas.
Pero en las últimas semanas, el legislador ha achicado mucho la diferencia en estados clave, como Iowa. De ahí que muchos crean que el efecto Sanders obligará a Clinton a moverse un poco más a la izquierda del espectro ideológico.
“Es un rival creíble para Hillary. Está en la izquierda, suena enojado, y Hillary está jugando a lo seguro. No es una insurgente. Los insurgentes tienen que correr riesgos y hacer apuestas estratégicas para ser creíbles”, comentó a REFORMA Hank Sheinkopf, estratega demócrata radicado en Nueva York.
Sanders cuenta con el apoyo, además, de gente como Tyler Combelic, activista del movimiento Occupy Wall Street, quien señala que el congresista por Vermont dice lo que piensa de una forma en la que otros candidatos no lo hacen.
“Él es el candidato de facto de Occupy. Parece ser total y absolutamente fiel a lo que cree, independientemente de la audiencia. Se siente tan surreal, que uno no puede dejar de alentarlo”, dijo Combelic a REFORMA.
reforma.com