Tal parece que para México el mal tiempo no cede. Las tempestades producidas por el negativo comportamiento de funcionarios de todos los niveles, las fugas de capos de las cárceles, los fraudes en la construcción de carreteras por la empresa española más significativa en nuestro país dirigida por el churumbel favorito del ex presidente José López Portillo, José Andrés de Oteyza, así como todas las truculencias y trampas ocurridas contra la nación y el estado mexicano parecen no tener fin; cuando no es una es otra.
Ahora, lo que nos faltaba, un huracán llamado Patricia, calificado como el más intenso de que se tenga memoria, si tomamos en cuenta medidas oficiales de velocidad del viento, según los análisis del Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos; hay que reconocer que tienen mucha experiencia sobre estos fenómenos ya que cada año les pegan durísimo en las costas Este y Oeste de su territorio, causando daños impresionantes y sumamente cuantiosos. Si tomamos en cuenta medidas no oficiales de velocidad del viento el más intenso es el Tifón Nancy (1961); y si tomamos en cuenta presión atmosférica el Tifón Tip (Octubre, 1979) ha sido el más intenso, seguido por Nora (1973), June (1975), Ida (1958) y en un quinto lugar nuestra Patricia (2015); a pesar de este último dato, Patricia es el segundo huracán Categoría 5 en tocar tierra en el Pacífico Oriental, superando en intensidad al Huracán de México (Octubre, 1959), casualmente por los mismos días y en la misma región, hace 56 años, el cual dejó un saldo aproximado de 1,800 fallecimientos, quizá el más mortal de los huracanes que haya tocado tierra en el Pacífico Oriental. En fin, esos datos los dejamos para el Libro de Records. Afortunadamente, la advertencia sobre la intensidad de la tormenta, aunado a la experiencia que se ha tenido sobre huracanes en este País, sobre todo en el área donde impactó, específicamente hablamos de Paul (1982), Paulina (1997), Manuel (2013) y Odile (2014), ha hecho que las pilas estén colocadas en el gabinete entero y preparadas ante la inminencia de la catástrofe que representa Patricia, principalmente para los estados de la República en los que se calculó su impacto, se trata de Jalisco, Colima y Nayarit, pero alcanzando la tempestad a Zacatecas y Aguascalientes, e incluso Nuevo León, en donde se suspendieron clases por el remanente de la tormenta.
En momentos de que esta entrega vea la luz de nuestra bella ciudad, Oaxaca, el huracán ya habrá hecho su impacto, e incluso ya no se hablará siquiera de Tormenta Tropical o Depresión Tropical, unicamente “remanentes”. Sin embargo, desde el lugar en donde me encontraba en esos momentos, la costa del Pacífico, el tema de la amenaza y sus posibles efectos catastróficos era tema obligado para comentarlo, toda vez que en esos momentos la solidaridad de cada uno fue y sigue siendo importante, cada quien desde su trinchera aportando lo que debemos hacer por ayudar a los que padecen la tragedia de perderlo todo, hasta la vida. De manera que, difundir la información con la que contamos puede servir para algo o para alguien, en eso confiamos pues es parte de nuestro deber.
Este huracán ha golpeado nuestras costas con una fuerza y velocidad de 325 km/h y produciendo un oleaje de 10 metros de altura, por lo que dicho impacto se ha estrellado no solamente contra las palapas que estaban sobre la playa, sino contra las construcciones de casas y edificios lo cual las ha hecho inseguras y no recomendables para protegerse contra la fuerza gigantesca del huracán. Luis Felipe Puente, director de Protección Civil hizo énfasis, constantemente, en que ninguna persona debía permanecer dentro de vehículos, pues no son seguros, no se podían trasladar a ningún lado pues no había posibilidades de salir de la zona de catástrofe. Luis Felipe Puente, advirtió que el huracán chocaría contra la Sierra Madre Occidental y perdería la fuerza de su viento, pero eso no quiere decir que disminuiría el agua que contiene, la cual derrama en toda la zona del impacto y durará hasta 48 horas, pero toda esa agua equivale a la cantidad que cae sobre ese territorio en todo un año. Increíble la fuerza de la naturaleza que todo lo puede.
Es importante saber (eso proporciona algo de seguridad en momentos de desgracia) que todo el gabinete legal y ampliado del gobierno federal estaba instalado en un comité de emergencias como la secretaria de salud, la de comunicaciones y transportes, el ejército, la marina, la comisión federal de electricidad, por mencionar algunas. Es obvio mencionar que el responsable del ejecutivo federal estaba conduciendo la estrategia. Sábado en la tarde, el Presidente comentó en su twitter: “Hasta el momento, aún no hay reportes de daños mayores por el #HuracánPatricia. Gracias a todos, por pensar, rezar y actuar por México.” Y un poco más tarde se encontraba en Manzanillo realizando recorridos. Los albergues, los hoteles, los hospitales, los bomberos, las ambulancias, estuvieron en alerta máxima, así como la disposición de todos los recursos que hagan falta, esa la instrucción gubernamental.
Esta desgracia, como sucedió en el Sismo del 85, produce un efecto humano que en el cotidiano se olvida, prevalece el “cada quien su vida” y nada más. Pero estos fenómenos naturales producen efectos diferentes que permiten la solidaridad humana que tanta falta nos hace, sobre todo, en momentos como este de desgracia, de pobreza y de una indefinición futura para algunos, que por más que se intenta, no aparece la claridad o todavía nos proyecta imágenes nebulosas como en el caso de la educación rubro en que las resistencias absurdas todavía dan sus “pataditas de ahogado,” como el tal Núñez que convoca a fuerzas que ya no lo son y sueña con volver por sus fueros. ¡Vaya con el tipo!
Pero, volvamos con lo importante, con nuestros hermanos que están padeciendo momentos tremendamente difíciles y que están necesitados de todas las ayudas posibles, de mujeres y hombres, de estudiantes que convierten sus escuelas en centros de acopio y que con su juventud y ánimo transmiten el espíritu de ayuda, de sumar fuerzas para hacer frente a la mala fortuna o a la naturaleza que todo lo puede. Afortunadamente Patricia no cobró factura con vidas humanas, sin embargo, el decir que no pasó nada es erróneo y minimizarlo es tener una falta de sensibilidad. Los daños materiales, como las más de 3,000 casas dañadas que mencionó el Presidente el sábado, o las más de 3,500 hectáreas de tierra de cultivo afectadas de donde más de 2,000 personas dependen económicamente existen y son reales. El huracán ya pasó, pero hoy en día hay personas que sufren sus efectos. La Marina tiene casi 6,000 elementos, 192 vehículos, 7 aviones, 3 navíos y 8 cocinas móviles trabajando para ayudar a quienes lo necesitan. Desde aquí convocamos a nuestros amigos y a las fundaciones de ayuda para apoyar a nuestros hermanos. Nuestra asociación Esfuerzos Coordinados por México, A.C., que me honro en presidir, está lista para ayudar.
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