Janet Martínez
09:16 En una emotiva ceremonia, paramédicos de la Cruz Roja recibieron reconocimientos por la labor que desempeñan a favor de la ciudadanía, luego de culminar la calenda con la cual festejaron el Día del Socorrista.
Héctor Pablo Vicente, indicó que el festejo del Día del Socorrista, inició con una misa de acción de gracias en el templo Sangre de Cristo y después continuaron con la calenda que recorrió las principales calles de la ciudad.
El coordinador de los socorristas, con un torito con juegos pirotécnicos encabezó el festejo, seguido de la banda, las madrinas, los socorristas y las ambulancias que el ulular de las sirenas ocasionar que las personas salieran de sus negocios y domicilios para presenciar el festejo.
Luego del recorrido, en sus instalaciones de Armenta y López se realizó la ceremonia en la cual se entregaron reconocimientos a los socorristas Carlos A. Vásquez, Néstor Bohórquez Romero, Manuel Quintas Canseco, Eugenia Del Rosario Martínez León. Sandra García Hernández, Rafael Miguel Zúñiga López, Marisol Lara Aguilar, Uribuel García Jarquín, Luís Marín Castillejos, Arturo Trinidad García, Armando Pérez Alfonso, Humberto Castillo Fernández, Oscar García, Job Torres García y a la Presidenta de la coordinación local de damas voluntarias, señora, Susana Abundis Gutiérrez.
Durante el evento, Héctor Pablo Vicente, agradeció el apoyo que todos hacen para que la institución funcione a pesar de la crisis en la cual se han visto. “Tenemos que agradecer a todos, a los de intendencia, a los paramédicos, doctores, a las personas que nos apoyan para que podamos salir adelante, porque requerimos de todos e incluso de nuestros familiares que nos han sabido comprender cuando tenemos que estar para servir a la ciudadanía”, expresó.
La idea de fundar la Cruz Roja nació en 1859, cuando Henry Dunant, un joven suizo, se encontró ante la escena sangrienta de una batalla que enfrentó en Solferino (Italia) ejército del imperio Austro-Húngaro y la alianza franco-sarda. Unos 40 mil hombres yacía muertos o agonizantes en el campo de batalla y los heridos no recibían atención médica alguna.
Dunant organizó a la población para vendar las heridas de los soldados y darles alimento y consuelo. A su regreso, propuso la creación de sociedades nacionales de socorro que ayudaran a los heridos en combate y señaló el camino hacia los futuros Convenios de Ginebra.
Pero en México, en el año de 1909 durante los días 27 y 28 de agosto, la ciudad de Monterrey se ve envuelta en una tromba que afectó a más del 50% de la población con un gran número de víctimas y damnificados. La ayuda parte de la Ciudad de México el 3 de septiembre, al frente de la brigada y como responsable de los socorros se designó al doctor, Fernando López y la señora, Luz González.
Constituyeron la primera brigada de auxilio que abanderó el emblema de Cruz Roja en nuestro país. Los esfuerzos de los primeros voluntarios y particularmente el empeño de la señora Luz González de López para establecer la institución se vieron coronados cuando el general, Porfirio Díaz expide el Decreto Presidencial número 401 con fecha 21 de febrero de 1910, en que se le da reconocimiento oficial a la Cruz Roja Mexicana. El Decreto es publicado en el Diario Oficial de la Federación el 12 de marzo del mismo año.
Por ello, desde el 21 de febrero de 1910, la Cruz Roja Mexicana reconoce el trabajo, así como el esfuerzo, entrega y dedicación del socorrista.