A raíz de mi artículo publicado la semana pasada intitulado “El panorama político-electoral”, fueron varias las peticiones en el sentido de que debería compartir mis experiencias registradas durante el proceso de construcción de la coalición “Unidos por la Paz y el Progreso”, incluso hubieron amigos que me sugirieron escribir un libro al respecto; lo que sin duda valoraré hacer para cuando tenga el tiempo para ello. Bajo el argumento que era necesario recordar cómo y para qué había convocado a una coalición de partidos de oposición al ese entonces partido gobernante en el estado y particularmente las vicisitudes y luchas que se viven al interior de los institutos políticos para lograr conformar lo que muchos consideraban algo más que imposible.
Debo comenzar señalando que todo comienza con la derrota electoral del año 2009, a casi 7 meses de haber asumido la dirigencia del entonces llamado partido “Convergencia” (hoy MC) y de haber recorrido todo el estado buscando perfiles ganadores que nos dieran la oportunidad de competir y de crecer como instituto político, pues ya desde ese momento la figura de Andrés Manuel López Obrador tenía un peso específico pero se le vinculaba más con el Partido de la Revolución Democrática e incluso con el PT, que con el partido naranja. Por lo que convencer a personas caracterizadas en sus distritos fue bastante complicado. Convergencia tenía presencia marcadamente regional en la Cuenca, Valles Centrales y en la Cañada, lo que complicaba la labor de convencimiento en algunos distritos donde considerábamos que con buenos candidatos podríamos obtener mejores resultados electorales. Se lograron postular los mejores perfiles que estuvieron a nuestro alcance, pero ya desde el año 2003 se tenía la consigna por parte del gobierno en turno de buscar que Convergencia perdiera su registro dados los impactantes golpes electorales que había registrado al obtener la Presidencia Municipal de Oaxaca de Juárez con Gabino Cué al frente. La consigna era clara: quitarnos el registro y para ello qué mejor que echar la tan socorrida “maquinaria electoral” para tal efecto.
Fue así, cuando cerca de las 10 de la noche del domingo 5 de julio, una vez obtenidas las tendencias electorales en los distritos electorales y en las Presidencias Municipales, fui exigido por los medios informativos a fijar una postura respecto a los resultados obtenidos por Convergencia. Después de un análisis de los resultados electorales registrados en el estado durante los últimos años, no fue difícil llegar a la conclusión que mientras los partidos de oposición en el estado fuéramos separados, la fragmentación del voto le favorecería al PRI, razón por lo que en la misma conferencia de prensa invité a los demás institutos políticos a buscar una gran alianza que nos permitiera competir realmente en búsqueda de la alternancia democrática en el estado. Ahí en la hemeroteca están los diarios que así lo constatan.
Semanas después, me doy a la tarea de buscar el acercamiento con los dirigentes de los demás partidos de oposición; el primero que acepta mi invitación para dialogar fue el Presidente del Acción Nacional, Carlos Moreno Alcántara, con quien me reúno en un café cercano a sus oficinas, donde coincidimos con un periodista del diario “NOTICIAS” quien toma una placa del encuentro misma que aparece publicada al día siguiente con el pie de foto “inician acercamientos para buscar coalición”. La misma labor realicé con la dirigencia de Partido de la Revolución Democrática, sólo que ahí contacté al entonces Secretario General de ese partido, Lenin López Nelio con quién me reuní en un restaurant de conocido hotel ubicado al sur de la ciudad. Al difundir dicho encuentro, se generó cierto malestar con el Presidente de dicho Instituto, Amador Jara, por considerar una descortesía política de mi parte el no haberlo buscado a él, lo que posteriormente se llamó “reunión entre pares” que no era otra cosa que sentar solamente a los Presidentes de cada partido de oposición. Durante varios meses nos reuníamos los días martes por la tarde en un café de la Colonia Reforma, donde comenzamos a buscar las coincidencias que nos dieran las bases para proponer una coalición más allá de la simple suma aritmética. En ese entonces nadie creía que una coalición entre los partidos de la izquierda y derecha fuera posible.
Las reuniones de trabajo semana tras semana se fueron incrementando, la presencia de la dirigencia del Partido del Trabajo con Otilia Galindo y Daniel Juárez, a la que posteriormente se incorporó Mariano Santana se vio fortalecida, a grado tal que hubo un momento en que en la mesa estábamos sentados los dirigentes de cinco partidos políticos, incluido el “Nueva Alianza” que días antes del registro se retiró de la mesa de acuerdos, por instrucciones de su dirigencia nacional. Otra nueva imagen con los lìderes de estos partidos dio pauta a una nota de ocho columnas con el título “Avanza la Coalición”, aunque esto sólo fuera en las condiciones mínimas, puesto que aún faltaban meses para la inscripción correspondiente ante el órgano electoral. A la distancia esta labor la califico como la más sencilla de ejecutar; lo mejor estaría aún por llegar y por supuesto que las apuestas en el sentido de que no se vería cristalizada dicha unión de partidos, no se hizo esperar. Los rumores y descalificaciones hacia quienes estábamos construyendo la coalición se incrementaron notoriamente con el propósito claro de impedir que ésta siguiera avanzando. Del mes de agosto a diciembre del 2009 la constante fueron las reuniones que para ese entonces ya era por grupos de trabajo de cada instituto político.
Hubo un momento crucial en el mes de diciembre (ya abunadaré en ello), donde la inclusión del partido blanquiazul estuvo en riesgo. Fue por eso que las dirigencias nacionales deciden enviar delegados nacionales que vienen a reforzar los acuerdos de las dirigencias estatales. Entrábamos a la recta final, donde públicamente se comenzaba a cuestionar el compromiso de algunos dirigentes estatales con el proyecto de alternancia y de transición democrática que ya para ese entonces, era una aspiración con propósitos y objetivos…(continuará)
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