La posibilidad del ajuste de cuentas con sectores de seguridad que aparecen como responsables de la represión en el periodo priista autoritario 1951-2000 ha dejado en el aire la investigación sobre las razones superiores que provocaron estallamientos sociales armados, intentos de derrocamiento del Estado constitucional y una verdadera guerra civil interna; la revolución socialista.
El argumento de que la represión sirvió para evitar concesiones democratizadoras por parte del sector autoritario del PRI es válido, pero limitado. La confrontación de sectores revolucionarios procubanos contra las instituciones autoritarias del Estado mexicano tuvo como escenario ideológico la guerra fría capitalismo-socialismo que Estados Unidos impuso en América Latina a partir del acta de seguridad nacional de 1947 que fundó la CIA y propició la creación de la Dirección Federal de Seguridad mexicana como policía política del Estado que defendía el modelo estadounidense ante la alianza regional Unión Soviética-Cuba.
La represión contra la disidencia social urbana y rural en México fue extensión del modelo estadounidense de impedir expresiones democráticas de protesta por razones locales; y si bien no existen vasos comunicantes directos entre la guerrilla de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez con la expansión revolucionaria de Cuba, el modelo fue impuesto desde La Habana como parte de la exportación revolucionaria de Fidel Castro, a pesar de que México habría desobedecido las órdenes de la Casa Blanca, no había roto relaciones diplomáticas con Cuba y era el único pasadizo político de La Habana hacia el continente americano.
En este contexto, la represión del Estado priista tuvo dos pistas: por un lado, evitar la organización social fuera del PRI y desarticular las posibilidades de protestas en las calles, sobre todo desactivar la capacidad de entramado de diferentes sociales antisistema; y por otro lado, combatir la organización política antiestadounidense y socialista vía agrupaciones guerrilleras que buscaban la derrota del Estado y que respondían a los intereses ideológicos de La Habana.
La táctica de represión mexicana fue una expresión local del enfoque contrainsurgente de la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos para evitar la organización de cuadros de liberación nacional socialista. Se trató de un enfoque que puso en operación la Casa Blanca en toda América Latina y que de modo natural condujo a la instauración de dictaduras militares sudamericanas para contener el avance de organizaciones socialistas.
De ahí la importancia de entender que los verdaderos archivos de la guerra sucia no se encuentran en las oficinas mexicanas de seguridad, salvo el registro cotidiano de arrestos, interrogatorios y senderos oscuros para desaparecer disidentes. La auténtica información sobre la guerra sucia en México se encuentra en los archivos de la CIA y de las oficinas contrainsurgentes del Departamento estadounidense de Defensa, sobre todo, las encargadas de entrenar cuadros represivos en las aulas estadunidenses de la Escuela de las Américas en Panamá.
Falta por aclarar la parte de la represión a la disidencia por la seguridad mexicana que tuvo que ver con la contención autoritaria y policiaca de la protesta y la que respondió a los intereses contrainsurgentes estadounidenses que veían con temor que México se había convertido en territorio irregular de la expansión revolucionaria de Cuba. Sin entrar en enfoques paranoicos, existen evidencias de militantes del viejo Partido Comunista Mexicano que tuvieron entrenamiento guerrillero –es decir, armado para derrocar gobiernos– en Cuba, la Unión Soviética, Corea del Norte y países revolucionarios de África.
Esta parte de la guerra sucia no ha sido investigada en México, pero existen suficientes evidencias de que buena parte de la represión ideológica fue aplicada por las oficinas clandestinas de asesoramiento contrainsurgente de Estados Unidos a oficinas mexicanas de seguridad, entre ellas, en los años sesenta y setenta, la Agencia Internacional de Desarrollo EU, (USAID, por sus siglas en inglés), uno de los cuyos casos emblemáticos fue el secuestro y asesinato del entrenador Dan Mitrione en Uruguay en 1970 porque estaba dando clases de tortura a militares y policías de ese país.
En el contexto de la reconciliación faltan por abrir los archivos secretos de la CIA, de la embajada estadounidense en México y del Pentágono para tener claro el papel decisivo de Estados Unidos en la guerra sucia en México.
Política para dummies: La política está detrás de la política.
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