El papa Francisco lideró ayer una misa para conmemorar lo que los cristianos creen fue la resurrección de Jesús desde la muerte, e instó a la gente a redescubrir la dirección de sus vidas.
En la segunda Semana Santa de su pontificado, el Papa argentino presidió una misa solemne ante 10 mil personas en la Basílica de San Pedro, la mayor iglesia del Cristianismo.
La enorme basílica estuvo oscura en el inicio del servicio, para representar la oscuridad dentro de la tumba de Jesús entre su muerte y su resurrección.
Los fieles sostuvieron velas encendidas mientras el Santo Padre caminaba por el pasillo principal, y luego las luces de la basílica se encendieron simultáneamente.
En el final del periodo de penitencia de la Cuaresma, que comenzó el 5 de marzo con el Miércoles de Cenizas, las enormes campanas de la basílica repicaron en la mitad de la misa, justo mientras la lluvia caía sobre la capital italiana.
Durante la misa de la noche del sábado el Sumo Pontífice continuó con la tradición de la vigilia pascual de bautizar a 10 personas, entre ellos tres niños italianos y ocho adultos de entre 34 y 58 años de Italia, Bielorrusia, Senegal, El Líbano, Francia y Vietnam.
En su homilía, el líder de los mil 200 millones de católicos apostólicos romanos del mundo recordó la historia bíblica sobre cómo la fe de los apóstoles fue sacudida después de la muerte de Jesús, pero fue confirmada por las mujeres que hallaron su tumba vacía después de su resurrección.
El pontífice de 77 años, quien lució vestimentas blancas, instó a los oyentes a redescubrir la dirección de sus vidas, de la misma manera que los apóstoles debieron volver a encontrar su fe.
(El Universal)