El Papa Francisco aseguró que el objetivo final de la reforma impulsada por él y que tocará a las principales estructuras del Vaticano es la “absoluta transparencia” y la eficacia en el trabajo.
Al abrir los trabajos de una reunión a puerta cerrada con 160 cardenales de todo el mundo, prevista para este jueves y viernes en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano, el líder católico aclaró que la reforma “no es un fin en sí misma”.
“La meta a alcanzar es siempre la de favorecer una mayor armonía en el trabajo de los varios ministerios y oficinas, para realizar una más eficaz colaboración en esa absoluta transparencia que edifica la auténtica sinodalidad y la verdadera colegialidad”, indicó.
“La reforma no es un fin en sí misma sino un medio para dar una fuerza al testimonio cristiano, para favorecer una más eficazevangelización, para promover un más fecundo espíritu ecuménico, para animar un diálogo más constructivo con todos”, agregó.
Hablando en italiano, el pontífice anticipó que durante el encuentro de este día se presentarán los resultados de los últimos meses de trabajo del llamado “C-9”, el consejo de cardenales que lo asesoran en el gobierno de la Iglesia universal.
Este organismo redactó un boceto con las propuestas de reforma de la Curia Romana, el cual fue entregado a cada uno de los purpurados y que les será ilustrado por el secretario del “C-9”, el obispo italiano Marcello Semeraro.
Jorge Mario Bergoglio recordó que dicha síntesis fue realizada con base en muchas sugerencias, también de parte de los jefes y de los responsables de las actuales oficinas de la Curia así como de algunos expertos en la materia.
Añadió que esa reforma, “deseada vivamente” por la mayoría de los cardenales durante las reuniones previas al Cónclave de marzo de 2013 que terminó en la elección del Papa Francisco, “deberá perfeccionar aún más la identidad de la misma curia romana”.
“(La curia debe) coadyuvar al sucesor de Pedro en el ejercicio de su ministerio pastoral, para el bien y el servicio de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares, ejercicio con el cual se refuerzan la unidad en la fe, la comunión del pueblo de Dios, se promueve la misión propia de la Iglesia en el mundo”, dijo.
“Ciertamente alcanzar tal meta no es fácil, requiere tiempo, determinación y sobre todo la colaboración de todos, pero para realizar esto debemos ante todo encomendarnos al espíritu santo, que es la verdadera guía de la Iglesia, implorando en la oración el don del auténtico discernimiento”, apuntó.
Agencias