Manny Pacquiao (53-3-2, 38 KO) es invencible, parece que no existe nadie que detenga al filipino, quien se convirtió en campeón superwelter del CMB, tras destruir al mexicano Antonio Margarito (38-7, 27 KO), quien no pudo con la velocidad del Devorador de mexicanos, ahora ocho veces monarca en igual número de divisiones, algo sin precedentes.
El Tornado de Tijuana se convirtió en el noveno mexicano que sucumbió ante los puños de uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos. El rictus de Margarito, con los pómulos hinchados, amoratados, y la honda herida debajo del ojo derecho, al final de la contienda, resume a la perfección el tenor del combate.
La batalla inició desde antes de que los peleadores se subieran al ring, cuando el mánager del filipino, Freddie Roach, estuvo presente en el vendaje de Margarito. O buscaba algo raro o pecó de soberbio, pero hasta en ese momento previo al combate lució con ventaja.
Sonó el primer campanazo y fue como si hubieran activado un switch en la cabeza de Pacquiao, encendieron la máquina de tirar golpes, que nunca dejó de ser peligrosa para el mexicano. Margarito es todo corazón, pero eso no es suficiente contra el apabullante Pacman.
Para el cuarto round el mexicano ya tenía cerrado el ojo derecho, era como un globo debajo de la órbita, que sangraba y le impedía ver las ráfagas de Pacquiao, ya de por sí tan rápidas que no tenía manera de esquivarlas. Antes, del tercer episodio, Margarito se quejo de un cabezazo.
El daño en el rostro del mexicano creció conforme pasaron los asaltos, para el octavo, ya tenía lastimado el pómulo izquierdo y el castigo de Manny cada vez era más certero, más severo.
El pundonor del de Tijuana lo llevó a reaccionar en un par de ocasiones, pero era inútil, Pacquiao es un monstruo arriba del ring, una pesadilla para los boxeadores de origen mexicano y el resto que se le pongan enfrente.
Manny fue el tornado que presume ser Margarito. En parte, por el tema personal tras las burlas de Antonio al mánager Freddie Roach. El también congresista filipino advirtió que pagaría tales insultos en el cuadrilátero y cumplió. Castigó al mexicano en cada episodio, a placer, sin misericordia. Sí, era personal.
“Fue muy rápido y estuve bien en la pelea, hasta que me cortó cerca de los ojos, nunca pensé en retirarme de la pelea, un púgil mexicano no hace eso nunca cuando está en el cuadrilátero”, expresó el mancillado Margarito.
Al final, la decisión de los jueces fue unánime para el filipino. Todos lo vieron ganar, al contabilizar los puntos las tarjetas reflejaron la superioridad de Pacman: 119-109, 120-108 y 118-110.
Margarito aguantó heroico los 12 asaltos de la pelea, pero nunca estuvo al nivel del filipino, quien hasta le bailó en la cara durante el septimo capítulo.
“Me sorprendió mucho la fuerza de [Antonio] Margarito, que haya aguantado tantos golpes; al final logré el triunfo. Seguiré peleando para hacer a mi gente feliz”, comentó el implacable campeón en ocho divisiones diferentes.
Histórico Manny Pacquiao, El mejor libra por libra, un pequeño gigante sin igual en el universo del boxeo.
El Universal