Organismos autónomos como placebodemocracia || Carlos Ramírez

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Los organismos constitucionales autónomos del Estado nacieron como una desviación de la maduración democrática de la sociedad mexicana: la élite gobernante inventó una superestructura intermedia al margen de los equilibrios políticos del sistema para no entregarle el poder real a la oposición, pero como el dato revelador de que la oposición se sintió satisfecha con estructuras paralelas que responden a una nueva élite corporativa de la sociedad profesional.

 

El caso más significativo es el del Instituto Nacional Electoral que nació para impedir la creación de un organismo que se dedicará sólo a organizar elecciones y la habilidad política del presidente Salinas de Gortari inventó un Consejo Electoral dentro del organismo para operar una casta de burócratas profesionales del derecho y la ciencia política que tuvieron en sus manos la capacidad de decidir lineamientos electorales en un mecanismo democrático muy simple: los electores votan a sus gobernantes.

 

El IFE/INE se apropió del discurso político de la democracia ya ahora once consejeros y varios Magistrados del Tribunal Electoral tienen la facultad exclusiva de determinar qué es democracia y qué no es democracia y con reglamentos a veces por encima de la Constitución tienen bajo control a los partidos políticos y a la sociedad.

 

En este contexto, la existencia de organismos autónomos del Estado constituye un placebo de la democracia efectiva: controlan el flujo de la información, determinan comportamientos políticos, ordenan a los partidos el ejercicio de sus funciones e inclusive sancionan a los ciudadanos si se salen de los ordenamientos administrativos que funcionan por encima de la Constitución.

 

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos fue inventada también por el presidente Salinas de Gortari para crear una instancia intermedia que respondiera a los intereses del Gobierno en turno, en lugar de profundizar el respeto y las funciones del Ministerio Público para sancionar abusos de autoridad del Estado y del Gobierno y ahora la CNDH es una burocracia intermedia que determina dónde sí y dónde no rebasó el Estado el respeto a la democracia.

Los miembros de los organismos autónomos del Estado pasan por mecanismos de control del Estado: propuestas del presidente de la República, de organizaciones profesionales y hasta inscripción libre de aspirantes son examinados por la Cámara de Diputados y/o el Senado y ahí se vota, en un juego de logrolling o intercambio de votos/favores como reparto de posiciones, entre todos los partidos.

 

Los consejeros del IFE/INE salieron de nombramientos repartidos entre los dos partidos dominantes, el PRI y el PAN, y posteriormente se incorporó la posibilidad de que el PRD tuviera algún consejero designado de manera directa por el partido, pero para excluir a los lopezobradoristas en el partido. En este contexto, todos los consejeros presidentes del IFE/INE respondieron a los intereses de la coalición dominante PRI-PAN y desde el 2011 le cerraron las puertas a Morena. Este dato explicaría la intención del presidente López Obrador de reinventar la estructura del INE para evitar el reparto partidista de consejerías electorales que convirtieron al instituto en una democracia pervertida.

 

Sin controles reales por parte de la sociedad, los funcionarios de los organismos constitucionales autónomos del Estado funcionan como una autonomía casi absoluta, deciden en función de sus intereses políticos y de padrinazgos partidistas, no han contribuido a la democratización de la democracia y públicamente operan como placebos de la democracia, a partir de la definición de placebo que da la Real Academia Española: “sustancias que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto favorable en el enfermo, si éste las recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción”. Es decir: el engaño.

La placebodemocracia mexicana ha generado, por ejemplo, una superestructura de poder sin control de los consejeros presidentes del IFE/INE de José Woldenberg a Lorenzo Córdova Vianello y este grupo de poder –que representa la coalición de intereses PRI, PAN, Instituto de Estudios para la transición democrática y la revista Nexos— se ha auto escriturado los derechos de autor de la democracia, y ahora todo este grupo de funcionarios del IFE/INE ya se asociaron políticamente a la coalición opositora PRI-PAN-PRD-Claudio X. González-sociedad civil de políticos destripados en sus partidos y el próximo domingo 18 de febrero Córdova Vianello emergerá como la voz política del INE que defenderá la placebodemocracia que representa la candidatura de Xóchitl Gálvez Ruiz.

 

Los organismos constitucionales autónomos del Estado, por tanto, son una desviación de la democracia.

 

 

 

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