Oaxaca de Juárez es un crisol de multiculturalidad, que ofrece a propios y extraños una mágica cosmovisión que se refleja en las calles, la arquitectura y principalmente en su gente, mismo que lo ha posicionado como un importante destino turístico a nivel mundial.
Calidad que recientemente se vio reforzada por el premio a la Diversificación del Producto Turístico de México, en su categoría “Turismo LGTB”, otorgado por la Dirección General de Innovación de Producto Turístico de la Secretaría de Turismo (SECTUR) a las autoridades municipales por la inscripción del producto “Colores de Oaxaca”.
Este producto ofrece a los visitantes disfrutar a lo largo de siete días, la riqueza cultural, artística y natural de la ciudad, mediante diversas experiencias identificadas con los colores que componen el arcoíris.
El color amarillo simboliza la riqueza del pasado que se descubre a cada paso, desde las diferentes zonas arqueológicas que se encuentran en la periferia, así como el centro histórico, declarado patrimonio cultural de la humanidad.
Espacios que se exhibe para disfrute de la armonía de sus formas y la predominante cantera verde que edifica hermosos museos, palacios y templos.
El naranja refleja el pigmento de las flores, frutos y hortalizas que se combinan con los diferentes olores y sabores, para dar forma a una de las más antiguas cocinas de México, producto de la fusión culinaria prehispánica y española.
Rendirle tributo a la madre naturaleza es una costumbre de lo más arraigada entre las diferentes comunidades y muy presente en la vida de los oaxaqueños desde la época precolombina, ahora se pueden admirar en la capital del estado diferentes árboles históricos y sembrados por personajes ilustres, así como el jardín etnobotánico, que muestra la más grande colección en vivo de plantas nativas de la entidad.
El rojo en Oaxaca ayuda a redescubrir los colores brillantes como la vida misma, como le rojo de la cochinilla y el púrpura del caracol, que contrastan en las artesanías, los textiles, los tonos cálidos y fríos de los productos del mercado, la cerámica, la alfarería, el campo, las montañas y los poblados.
El color índigo está ligado al arte popular en Oaxaca, que adquiere una de sus más grandes expresiones en los delicados bordados de los vestidos tradicionales de comunidades cercanas como Teotitlán y Santa Ana del Valle, la cuchillería de Ocotlán al calor de la fragua, y el oro de la tumba siete en Monte Albán, y las extraordinarias piezas de hojalata del Barrio de Xochimilco.
El color púrpura es el color de las fiestas y tradiciones, evoca lo divino, lo espiritual y lo sagrado, la relación de dios y los pueblos indígenas esta presente en todas las festividades y costumbres que se desarrollan activamente a lo largo del año en eventos como La Samaritana, La Cuaresma, La Semana Santa, La Guelaguetza o Donají… La Leyenda, las fiestas de muertos y decembrinas, entre otras.
El azul, es el color del infinito cielo, el descanso, la tranquilidad, el relajamiento y el bienestar, la capital ofrece todos los servicios de calidad para disfrutar de su estadía, medicina tradicional, temazcal, el mezcal, son algunos más de los diferentes los diferentes atractivos que se ofrecen a los visitantes nacionales y extranjeros.
Gracias a este extraordinario e innovador producto el Municipio de Oaxaca de Juárez fue reconocido durante la pasada edición del Tianguis Turístico México 2015, que se llevó a cabo en Acapulco, el 26 de marzo.