En su primer mensaje a la nación tras conseguir la reelección, el martes, el presidente estadounidense Barack Obama no dudó ayer en lanzar una advertencia contra quienes hicieron lo imposible por desalojarlo de la Casa Blanca.
“Ya es hora de que los más ricos paguen más”, dijo el presidente, al establecer así el piso mínimo de una difícil negociación, a partir de la próxima semana, con los líderes del Partido Republicano y miembros de su propio partido, a quienes convocó en la Casa Blanca para evitar caer en un “precipicio fiscal” antes del 31 de diciembre, cuando podrían aumentar los impuestos de millones de ciudadanos en caso de un fracaso en las negociaciones.
Como propuesta inicial, Obama sugirió que el Congreso tendría que extender el recorte de impuestos para el 98% de la población, pero elevarlos a quienes ganan más de 250 mil dólares al año. “No aceptaré ningún acuerdo que no sea equilibrado”, prosiguió Obama al asegurar así que no piensa aceptar que la clase media se siga llevando la peor parte de la carga fiscal, mientras los más ricos y las grandes corporaciones siguen gozando de recortes o exenciones que son no sólo injustos, sino irreales en época de crisis.
Aun así, añadió: “No estoy amarrado a cada detalle de mi plan. Estoy abierto a un compromiso. Estoy abierto a nuevas ideas”.
Rodeado de colaboradores y ante un auditorio que le felicitó por su reelección, el presidente dijo desde una de las salas de la Casa Blanca que compartirá con demócratas y republicanos su plan y que “espero que seamos capaces de alcanzar un acuerdo”. Tal acuerdo deberá materializarse antes del 31 de diciembre para evitar el “abismo fiscal”, un recorte automático de gastos e ingresos pactado desde el 2011, tras el fracaso de las negociaciones para identificar los recortes que son necesarios para reducir un déficit asfixiante que ya supera el billón de dólares.
Tan sólo en 2013, este recorte sería de 650 mil millones de dólares (4.5% del PIB) y entraría en vigor a partir de enero si el Congreso es incapaz de pactar un techo de endeudamiento.
Un componente esencial de este acuerdo, según advirtió ayer el presidente Obama, es el fin de las exenciones fiscales de la era de George W. Bush que han beneficiado a los más ricos y a las grandes corporaciones, justo quienes querían impedir a toda costa el segundo mandato de Obama.
“Las elecciones han terminado. Y la mayoría de los ciudadanos se han pronunciado a favor de mis propuestas”, dijo Obama en alusión a la feroz confrontación que mantuvo a lo largo de la campaña con su ex rival, Mitt Romney, por la defensa de éste a las exenciones para los más ricos.
En las negociaciones de la próxima semana en la Casa Blanca, demócratas y republicanos deberán identificar y pactar recortes por un total aproximado de 1.5 billones de dólares. Entre las áreas contempladas para realizar esos recortes figuran los gastos de defensa, a los que se oponen los republicanos. Además se encuentran algunos programas sociales de Medicaid, Medicare y Seguro Social.
Las negociaciones son la última oportunidad que tienen el Congreso y el gobierno para evitar un ambiente de incertidumbre y turbulencia capaz de arrastrar a EU por la pendiente de una nueva recesión.
Agencias