El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, viajará a Cuba “en las próximas semanas”, una visita que será histórica y reafirmará el acercamiento entre ambos países tras medio siglo de tensiones.
El ejecutivo estadounidense anunciará el jueves un desplazamiento del presidente a América Latina, y especialmente a Cuba, “en las próximas semanas”, indicó el miércoles a la AFP un responsable estadounidense bajo el anonimato.
La última visita de un presidente estadounidense en ejercicio a la isla se remonta a 1928, cuando Calvin Coolidge ocupaba la Casa Blanca.
Con su viaje a La Habana, Obama, que dejará el poder en menos de un año, será el primer mandatario de Estados Unidos en pisar suelo cubano desde la revolución castrista de 1959.
Tras el anuncio del acercamiento entre Washington y La Habana en diciembre de 2014, ambos países restablecieron sus relaciones diplomáticas en julio de 2015.
El secretario de Estado John Kerry viajó a La Habana en agosto pasado para la reapertura de la embajada estadounidense.
El presidente demócrata expresó en varias oportunidades su voluntad de visitar Cuba, pero subrayando que no le interesaba que su viaje sirviera “simplemente para validar el status quo”.
“Lo que le dije al gobierno cubano es que ‘si vemos claramente progresos en las libertades de los cubanos ordinarios, estaría encantado de viajar para poner esos progresos en evidencia'”, había dicho el mandatario en diciembre pasado a Yahoo! News.
“Si voy al lugar, está claro que debo poder hablar con todo el mundo”, precisó entonces.
El Congreso del Partido Comunista cubano está previsto el 16 de abril.
“Dictadura comunista”
El anuncio de la visita suscitó críticas en el campo republicano, en plenas primarias de cara a las elecciones presidenciales de noviembre.
El aspirante a la Casa Blanca Marco Rubio, nacido en Miami de padres cubanos, advirtió que en caso de que él fuera presidente sólo visitaría la isla si fuera un país “libre”.
“No hay elecciones en Cuba (…) Hoy, un año y dos meses después de la apertura, el gobierno cubano continúa siendo tan represivo como siempre”, dijo Rubio a la CNN, calificando el régimen de La Habana de “dictadura comunista antiestadounidense”.
El senador por Texas Ted Cruz, también en liza por la candidatura republicana, fustigó la iniciativa de Obama, deplorando que el presidente “permita que miles de millones de dólares vayan a tiranos que detestan a Estados Unidos”.
Desde hace 50 años, centenares de miles de cubanos emigraron a Estados Unidos.
Si bien los emigrados “políticos” de los inicios de la Revolución siguen oponiéndose a cualquier acercamiento con La Habana, muchos inmigrantes recientes mantienen fuertes vínculos con la isla y acogieron más favorablemente el anuncio del deshielo.
El 17 de diciembre de 2014, Obama anunció por sorpresa su voluntad de abrir un “nuevo capítulo” con Cuba, constatando el fracaso de la política estadounidense de aislamiento del régimen comunista aplicada durante medio siglo.
“Todos somos americanos”, dijo Obama en español tras entrevistarse por teléfono con su homólogo cubano Raúl Castro.
El 44º presidente de Estados Unidos llamó repetidamente desde entonces a seguir con la normalización de las relaciones, pidiendo al Congreso levantar el embargo impuesto a Cuba por John F. Kennedy en 1962 y severamente reforzado por la ley Helms-Burton de 1996.
“Cincuenta años pasados aislando a Cuba no lograron promover la democracia y nos hicieron retroceder en América Latina”, lanzó Obama a sus adversarios republicanos durante su último discurso del Estado de la Nación hace unas semanas.
“¿Quieren reforzar nuestro liderazgo y nuestra credibilidad en el continente? Admitan que la Guerra Fría terminó. Levanten el embargo”, añadió.
Los vuelos comerciales diarios entre Estados Unidos y Cuba, interrumpidos durante más de 50 años, se reanudarán próximamente, anunciaron esta semana ambos países.
El Economista