Obama asegura estar dispuesto a reformar el sistema de espionaje pero descarta que EEUU se desarme

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“No podemos desarmarnos unilateralmente”, ha asegurado Obama, que sí ha reconocido la necesidad de que la recogida de información se haga con más “controles” y de forma más “equilibrada”. En este sentido, ha admitido la necesidad de mantener al país seguro y, al mismo tiempo, tener en cuenta “el estado de derecho y las dudas en materia de privacidad y libertades civiles”.

Obama ha comparecido en la Casa Blanca en su última rueda de prensa del año y, en su balance, se ha colado el espionaje de la NSA como una de las grandes polémicas del año.

El presidente ha avanzado que en enero hará una declaración “bastante definitiva” sobre posibles cambios en la agencia de Inteligencia, aunque no ha aclarado cuántas recomendaciones aceptará de las más de 40 expuestas esta semana por una comisión designada por la Casa Blanca precisamente para proponer reformas en la NSA.

Obama ha lamentado el “innecesario daño” causado por las filtraciones de Snowden y que ahora obligan, entre otras cosas, a recuperar la “confianza” perdida de los ciudadanos. El mandatario ha insistido en que no hay ninguna sospecha sobre una posible recolección irregular o un mal tratamiento de los datos sobre llamadas por parte de la NSA ni se trata de acciones de “cotilleo”.

Respecto a la situación concreta de Snowden, asilado actualmente en Rusia, Obama ha evitado realizar valoraciones específicas y ha indicado que el caso está en manos de los tribunales y la fiscalía.

EL MAYOR ERROR

El año 2013 ha sido el de la implantación de la reforma sanitaria por la que había hecho campaña el propio Obama, pero su puesta en marcha se ha visto empañada por complicaciones técnicas que han limitado el acceso de los estadounidenses al nuevo mercado de seguros.

El mandatario ha citado como el mayor error del año precisamente el arranque de esta reforma –conocida popularmente como ‘Obamacare’– y que ha tenido por epicentro de las desgracias la web habilitada para que los habitantes de más de una treintena de estados pudiesen informarse y registrarse en los nuevos seguros.

En este sentido, Obama ha admitido que el servicio de información y registro funcionó de una forma “que no fue en absoluto aceptable” durante “las primeras seis semanas”. Ahora, con los problemas técnicos ya resueltos, el nivel de inscripciones se ha disparado y supera ya el millón, más de 500.000 de ellas en las primeras tres semanas de diciembre.

Pese a los problemas a los que se ha enfrentado, Obama ha negado que 2013 haya sido el peor desde su llegada a la Casa Blanca. Ha dicho no preocuparse por los sondeos que sitúan su popularidad en mínimos y ha apuntado que, si estuviese pendiente de las encuestas, no se habría presentado a presidente y se habría quedado como senador, con un apoyo del 70 por ciento.

Obama ha defendido que 2013 también ha sido un año de avances económicos y en materia de empleo y, entre las iniciativas legislativas que no ha podido sacar adelante, ha citado la reforma migratoria, la revisión de la ley de armas o la extensión de las ayudas a desempleados.

En el Congreso de Estados Unidos, durante los últimos doce meses se ha hecho patente la división entre republicanos y demócratas y que tuvo, como momento más tenso, el ‘cierre de Gobierno’ de octubre. El desacuerdo en materia presupuestaria obligó a la Administración federal a suspender durante 16 días sus actividades no esenciales.

Obama ya ha advertido que no “negociará” con el Congreso la elevación del techo de deuda que el Senado y la Cámara de Representantes debe discutir a principios de 2014. “Voy a pensar que esos tipos no están tan locos como para empezar todo de nuevo”, ha advertido.

IRÁN

El año 2013 también ha traido algunos hitos clave en materia de política exterior. A las críticas por el espionaje de la NSA a dirigentes y ciudadanos extranjeros se han sumado logros aún no consumados como la reanudación de las conversaciones directas entre israelíes y palestinos o el acuerdo preliminar para que Irán aclare el trasfondo de su industria atómica.

Obama ha insistido en que “no hay necesidad de nuevas sanciones” contra Irán”. “No todavía”, ha apostillado el presidente norteamericano, que teme que la introducción de nuevos castigos permita que la puesta en práctica del acuerdo entre las potencias e Irán.

Irán y las potencias del 5+1 –Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania– mantienen estos días en Ginebra conversaciones técnicas para aplicar el acuerdo preliminar alcanzado en noviembre, en base al cual la República Islámica ha accedido a poner freno a su industria nuclear a cambio de una reducción de las sanciones por parte de la comunidad internacional.

Agencias