La democracia encarna el debate, mediante el cual se pueden generar los acuerdos para brindar estabilidad a la convivencia de la ciudadanía. Sin embargo, la falta de cultura democrática en México y más aun en Oaxaca ha degenerado en acciones fundadas en posiciones ideológicas y políticas intransigentes. Los partidos de izquierda en Oaxaca y algunos más de centro y derecha han generado una disputa sin precedentes por el presupuesto de Oaxaca, logrando una parálisis de todas las actividades económicas, políticas e incluso obviando y/o desechando el debate como vía para llegar a acuerdos. En fin, se ha desechado la democracia.
Hoy lunes 7 de julio, los integrantes de la Sección XXII han tomado las casetas de peaje, establecimientos públicos y privados sin que haya autoridad que se los prohíba o que sea interlocutora para buscar que las actividades de los ciudadanos puedan volver a la normalidad. Ante estas acciones de la Sección XXII, ¿hacia a donde se dirige Oaxaca? ¿Vamos realmente a ir contracorriente en lo que respecta a la armonización de la Ley Educativa? ¿Se aplicara la Ley alguna vez a quienes nos mantienen en estado de sitio? Considero que la ruta por la que va a transitar Oaxaca se define exactamente en un año, el primer domingo de julio que se elegirán democráticamente a los diputados federales de los once distritos electorales de la entidad, porque actualmente las izquierdas tienen diez de once diputados federales por mayoría en el Congreso Federal, lo que le da a Gabino Cué (y a la Sección XXII) un gran margen de maniobra sobre la negociación del presupuesto para Oaxaca, además de la negociación política sobre los temas relevantes para el país.
La falta de un gobierno eficaz, los intereses y el peso específico de algunos actores políticos con aspiración de ampliar sus redes de poder y negocios, han convertido a la entidad en un polvorín, donde la Sección XXII por su capacidad de organización, sus recursos financieros y sus relaciones con el poder político han consolidado un poder que en términos de Weber solo se le puede conferir al Estado, al que define como “una comunidad humana que, dentro de un determinado territorio reclama (con éxito) para sí el monopolio de la violencia física legítima”. A las demás asociaciones e individuos se nos ha concedido el derecho a la violencia física en la medida en que el Estado lo reglamenta. Por tanto, el Estado sería la única fuente del ‘derecho’ a la violencia. Sin embargo, la Sección XXII pretende legislar, ejecutar, coaccionar y diseñar un código moral, promueve el desprecio a los partidos políticos, principalmente al PRI y al PAN e ideológicamente comulga con MORENA y Andrés Manuel López Obrador, quienes también desprecian la democracia representativa y a las instituciones democráticas.
La construcción de una ciudadanía informada, con objetivos bien definidos será relevante para que los políticos tomen en cuenta las demandas de los ciudadanos. Lograr sumar esfuerzos para revitalizar la democracia es fundamental para que los actores políticos cedan en sus pretensiones autoritarias.
Creer en la democracia significa creer en la igualdad de oportunidades. Significa creer en el dialogo por encima de la violencia y la agresión, significa enfrentar los problemas mediante el valor de las ideas y no por el rencor de los intereses. Democracia es el derecho a la diferencia, derecho a la equidad. La democracia va más allá de la coyuntura, porque la democracia está abierta para todo, para darle sentido a la acción de la política.
Ricardo Salinas. Politólogo egresado de la UNAM.
@RichSalinas_