La elección de los candidatos se conoce y se aprueba una vez que el voto de los electores se ha efectuado. Cuando esto sucede los resultados de los sufragios tienen que haber superado, o la aprobación de lo contado en las urnas o bien, las vías judiciales para enfrentar las protestas partidistas si las hubiere.
Lo anterior puede suceder pocas horas después mediante un conteo rápido, es decir, ganó tal o cual y asunto terminado a condición, subrayo, de no existir alegatos que pudieran anular las elecciones que, por cierto, en la opinión de Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación, han sido las elecciones más despiadadas y las que los ciudadanos no esperaba que sucedieran.
En efecto, seis gobernadores solicitaron al Secretario de Gobernación reforzar la seguridad en sus respectivos Estados, a fin de garantizar la tranquilidad pública.
¿Porque esta aseveración del Secretario de Gobernación antes del sufragio? ¿Porque aclararle a la nación lo que ha sucedido en esta etapa electoral calificada como la más violenta de los últimos tiempos en la vida de una incipiente democracia como es la nuestra?
Lo entiendo como una anticipación de lo que pudiera suceder más adelante, más violencia o el desborde peligroso de la misma, toda vez que Chiapas, de facto, se convirtió en la nueva sede violenta de la CNTE al haber perdido la S22 gran parte de su fuerza en Oaxaca y además, sus líderes a un paso de ir a la cárcel a purgar delitos por ser ruines y mezquinos.
La timidez, el pánico, el silencio guardado en momentos clave y su tardanza para tomar decisiones urgentes por parte del gobernador, Manuel Velasco Coello, frente a los actos fascistas de la CNTE contra mujeres y hombres docentes confirma el dicho de Miguel Ángel Osorio Chong respecto a las “más violentas” y el más lerdo gobernador.
Lo valioso ha sido, que a pesar de haber sido un episodio electoral muy agresivo y sucio; se logró el propósito principal: efectuar las elecciones en 12 entidades del país las cuales abren y despejan la ruta hacia la jornada electoral del 2018, la más significativa para México, porque la nación habrá de renovar los poderes Ejecutivo y Legislativo. Por esta importante razón, las recientes elecciones efectuadas en los 12 estados del país han cobrado la jerarquía que le es propia, pues definen y perfilan las probabilidades de los contendientes futuros; partidos y aspirantes, en base a los equilibrios de fuerzas perdidas o ganadas en esta elección.
Ahora bien, los oaxaqueños hemos expresado nuestras preferencias por quienes deben gobernarnos los próximos 6 años en el ejecutivo y 2 años en el legislativo.
Estemos o no de acuerdo con los resultados de la elección; el Pacto Social y Político de la Constitución nos obliga acatar la ley electoral al vivir más en un Estado de derecho que en la selva. La etapa electoral ha finalizado, el tiempo no se detiene y debemos continuar la marcha hacia estadios superiores.
La observancia de este compromiso, entre representantes y las comunidades que sufragaron, obliga a ambas partes al cumplimiento de las obligaciones contraídas a través del pacto constitucional. Los que habrán de ejercer los mandatos que el pueblo les ha confiado deberán hacerlo sin desviaciones para que el compromiso se cumpla. De no hacerlo la ley deberá aplicarse sin miramientos de ninguna especie, trátese del gobernante convertido en depredador o del pueblo desairando la ley.
Rodrigo Medina, ex gobernador de Nuevo León, parece ser el paradigma de lo que estamos diciendo al haber sido acusado de haber cometido un desfalco de 3 mil millones de pesos en perjuicio de las arcas públicas. Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, actual gobernador de N.L., tiene mano en esta acción.
Se trata, en consecuencia, de obligaciones compartidas, de cumplir y obedecer las leyes, tanto los depositarios del bien público como el pueblo que ha hecho posible el pacto ciudadano. Solo así es posible evitar actos de sumisión: me respetas y me cumples, te respeto y te cumplo. No hay más, la elección terminó.
El acuerdo contraído nos aparta de la indefinición; de la ley del más fuerte; del estado de naturaleza del que Rousseau nos ilustra de manera espléndida en las páginas de su libro El Contrato Social.
Este compromiso ciudadano, diferencia a los individuos de las bestias aplicando el Pacto Social, pero al quebrarlo los fanáticos de la CNTE, como en Comitán, Chiapas, al humillar y vejar a hombres y mujeres se regresa al estado de naturaleza, al primitivo, al rústico, al irracional.
Finalmente, una página más se ha escrito en la historia de Oaxaca y se inicia otra en la que habrá retos importantes por enfrentar, empezando por el cumplimiento de los compromisos contraídos por el ahora triunfador de la elección en sus días de campaña política.
Al correr de los días, meses y años comprobaremos si nos equivocamos una vez más o, de lo contrario, tuvimos la lucidez y el uso de razón para saber elegir a quien mereció el favor de los sufragistas, pero eso, los hechos y el tiempo lo dirá y nosotros lo escribiremos.
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