Se me antoja iniciar este escrito con una sabrosa cita de Salomón, que más o menos dice así:
“Quien oprime demasiado la teta para sacar de ella leche, calentándola y atormentándola, saca manteca; quien se suena demasiado y fuertemente, se hace sangre; quien oprime demasiado a los individuos, éxito revueltas y sediciones.”
El porqué de la cita responde a lo siguiente: dentro de casi cuatro meses Oaxaca decidirá, al través del sufragio, a quienes deberán ser sus nuevos gobernantes que van desde presidentes municipales, diputados locales y, por supuesto, gobernador por seis años merced a la magia de la mano que mece la cuna y recompone las leyes en la cámara legislativa.
Todo el cuerpo de gobierno del estado se renovará en junio cuando el electorado oaxaqueño, se haya o no equivocado, emita su voto con el que seleccionará a sus dirigentes para bien o para mal de la población oaxaqueña.
De manera que, las futuras, pero ya en puerta elecciones locales, constituyen una importante responsabilidad para cada uno de los ciudadanos que estén dispuestos a sufragar, toda vez que de una comunidad depende la positiva o negativa marcha de un gobierno.
Oaxaca ha sido, por aras de su destino político, situada en el ojo del huracán político-social en varias ocasiones y como laboratorio del futuro de la educación en México. Aquí en la tierra de 2 presidentes de la República, se ha incubado toda la sedición y reacción contra la educación al haber sido secuestrada por la Sección 22 del magisterio perteneciente a la CNTE durante varios gobiernos, desde el de Heladio Ramírez hasta el de Gabino Cué, gobierno que está por llegar a su fin, y casi a salvo de los chantajes y presiones de la Sección 22.
Mucho tiempo transcurrió para que el yugo se soltara y ahora, poco a poco la reforma educativa ha ido tomando su ritmo. Aunque todavía quedan estertores de esa institución descompuesta como en efecto es la Sección 22; tal y como pudimos observar, una vez más, con el viaje de decenas de autobuses semi-vacíos que viajaron a Ciudad de México, hace unos días, sin haber sido recibidos por las autoridades de la SEGOB. Viaje que tenía por objeto el volver a presionar, a amenazar e intentar recobrar sus antiguos privilegios.
Sin embargo, la enfermedad persiste y no solamente de este miembro enfermo como lo es la CNTE y su brazo violento la Sección 22, sino por causas quizás más difíciles de extirpar pero que contienen las mismas raíces. Me refiero a la corrupción gubernamental, las ambiciones sin freno, la prepotencia, al nepotismo, la pobreza, la desigualdad social que se amplía cada día, y al cinismo político que caracteriza a los que oprimen demasiado la teta como bien apuntara Salomón en la cita que hemos hecho al inicio de este escrito.
De esta forma, cuando la estabilidad política de una comunidad se torna un tanto incierta, su universo social se mueve con inseguridad, con incertidumbre. Campean las olas de rumores y el desconcierto como la descomposición social inician, nuevamente, su lento pero inexorable avance, tal y como ha sucedido en las sucesiones gubernamentales que ha tenido Oaxaca a lo largo de su historia.
En Oaxaca se antoja necesario escuchar las voces maduras y reflexivas y que con experiencia probada, formulen propuestas de acuerdo político, a fin de que se diseñen programas que comprometan al próximo gobierno, a las autoridades electas y a los partidos políticos para el cumplimiento de planes y programas que garanticen el desarrollo sustentable del estado. Al igual que lo urgió aquel notable político y destacado intelectual, Jesús Reyes Heroles, cuando enarbolando la ideología partidista llamo a su partido a configurar “primero el programa y después el hombre”. Eso necesita Oaxaca, un programa de gobierno que saque al estado del subdesarrollo en que se debate.
En efecto, pronto entraremos en esa contienda electoral la cual planteará, por segunda vez en la época contemporánea de Oaxaca, la posibilidad de la alternancia de los poderes municipales y estatales; elecciones que serán una prueba más para el sistema que el Estado ha venido experimentando no sin dificultades profundas.
Lo anterior indica, que la sociedad oaxaqueña ha venido transitando por un camino minado, sobre todo por lo que se refiere a la educación, a la pobreza extrema, a la inseguridad y a la corrupción gubernamental; Sin embargo, el avance logrado en materia de educación que ha hecho la comunidad y sus autoridades educativas, habla bien de que se camina en la ruta correcta a pesar de que, en ocasiones, se ve sembrada de obstáculos difíciles de salvar.
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