En su diagnóstico de la situación educativa, la Presidenta de la Sección 59 del SNTE, Erika Rapp Soto admite y reconoce que el estado de Oaxaca está reprobado, y lo atribuye a varios factores, principalmente económicos, de marginación, culturales y hasta del activismo político del magisterio.
“Efectivamente, sí hay un nivel bajo en el Estado a consecuencia de muchos factores, desde económicos hasta situaciones de marginación en las comunidades. También falta de compromiso de parte del magisterio a hacer un trabajo más comprometido como docentes y dedicarle más tiempo a los niños que están en mayor desventaja, con más dificultades para el aprendizaje.”
Y es que –ilustra– generalmente el maestro “siempre agarra a los alumnos que son de batalla, que son los más hábiles y va rezagando a los niños que tienen más dificultades y que a veces esas dificultades son por cuestiones culturales, del idioma en Oaxaca” explica en entrevista la dirigente magisterial.
Erika Rapp reconoce que “está complicado” porque los índices o parámetros utilizados a nivel nacional nos ponen en los últimos lugares, en el 3 o en el 2; pero se atreve a calificar con un 5 el nivel educativo de Oaxaca; no lo ve tan descompensado.
“Sí, definitivamente sí estamos reprobados”, responde Rapp, debido a muchos factores, y explica que incluso en lugares urbanizados, por ejemplo los padres que tienen un mayor nivel académico tienen más posibilidad de ayudar al alumno y en las comunidades marginadas (que son la mayoría) los padres analfabetas difícilmente pueden ayudar al alumno.
Agrega que en zonas urbanas hay medios, como la papelería para conseguir una monografía, la biblioteca, el internet; y en las comunidades los libros de consulta que los niños utilizan son los del grado anterior; no hay un acervo cultural ni elementos que se le den al niño para que pueda progresar.
Con la experiencia de muchos años como profesora rural, Rapp Soto señala que el de Oaxaca es un rezago educativo que se debería estar analizando desde el lugar de los hechos. “Nosotros sabemos cómo está la realidad allá abajo, y es algo de lo que se carece cuando se es funcionario, del IEEPO sobre todo”, apunta la maestra.
Sin buscar culpables de esa reprobación escolar, la dirigente de la Sección 59 involucra al sistema educativo, al maestro, a los padres y a otros factores. “Yo creo que es compartido, no le echaría totalmente la culpa al maestro, pero sí hay quienes nos esforzamos mucho, sí hay maestros comprometidos”, aclara.
Es más, lo refiere como un círculo de responsabilidad, dado que un niño que está en el medio rural no tiene donde investigar ni elementos para hacer un trabajo, una tarea ¿A quién acude?, se pregunta y se responde: a sus libros de texto del año pasado o los que tiene en el momento, porque rara es la comunidad que tiene una biblioteca.
Insiste que hay maestros (como los de la 59) que tienen un gran compromiso, sin embargo tienen todas esas limitantes que hacen que Oaxaca no esté en un nivel como en la Ciudad de México, por ejemplo.
Se le inquiere que, sin embargo, el grado de reprobación no es exclusivo de la zona rural, pues se da también en las áreas urbanas en las que los niños lo tienen todo.
“Sí. Creo que tienen que ver también cuestiones de hábito y de distractores que tienen los niños, como los videojuegos, la televisión que también hace que el niño tienda a distraerse y no dedique tiempo al estudio, no hay hábitos de lectura o de tarea.”
Se le plantea a la entrevistada que si en el grado de reprobación tiene que ver el activismo político del magisterio, y reconoce abiertamente que sí, y da pormenores.
“Creo que sí. Tiene que ver en la parte que le corresponde al maestro, dentro de todos los factores. Sí es real eso (activismo) porque es una cuestión generalizada. Se acude, por lo menos nosotros cuando fuimos parte de la Sección 22, rara vez o pocas veces se completaba una semana de clases. Cuando no era una asamblea de la parte sindical eran reuniones por la parte oficial, para documentos o trámites; por una u otra razón siempre se dio ese tipo de situación.”
Y argumenta que ahora la 59 trata de que no se dé esa situación y sus agremiados están con el compromiso de cubrir los 200 días que marca el Calendario Escolar, aunque no al 100%, pero sí se ha avanzado bastante, entre un 80 y 90% en algunas escuelas, en cuanto al compromiso de los maestros.
Por eso Erika Rapp presume que “las mismas comunidades hablan por nosotros; el respaldo, la defensa de las escuelas de parte de los padres no son nada más porque sí, sino por el trabajo; ellos defienden el trabajo del maestro, la educación de sus hijos”.
Agencia JM