Creo que somos muchos oaxaqueños los que nos preguntamos ¿por qué existen tantos problemas de impunidad y corrupción bajo el cobijo de los mismos jueces?
Desde luego que la impunidad y la corrupción no son admitidas por la población en general, sino que son cuestionadas y criticadas.
Impunidad quiere decir “sin castigo” por un delito que se comete. Y corrupción quiere decir corromper, descomponer, sobornar. Aunque ambos fenómenos son diferentes se encuentran muy ligados por que el mismo sistema permite la corrupción, y a través de esta se puede lograr la impunidad, aunque no necesariamente la impunidad involucrará la corrupción.
Este sistema de corrupción viene desde la época colonial, y hasta nuestros días no se ha podido erradicar. Parece que seguimos viviendo dentro de la misma época, ya que los mismos jueces determinan sin criterio alguno. Poco se apegan a las leyes como si no tuvieran conocimiento de las mismas. La impunidad se arraigó en nuestro país con aquella frase: “se acata, pero no se cumple”.
Si los españoles y criollos podían transgredir las leyes sin quedar sujetos a castigo, hoy, pueden hacer lo mismo los jueces. Es el caso del juez José Luis Legorreta Garibay, quien con la mano en la cintura, dijo de unos delincuentes, que no tenían la intención de acercar a la muerte a un periodista por eso les dio el derecho de fianza para obtener su libertad bajo caución.
Me explico: ayer se cumplieron dos años de impunidad del caso del periodista Said Hernández. El 24 de junio del 2012, el jefe de información del periódico “Tucán” y director del portal revistatucan.com, Said Hernández, salía del quirófano después del mediodía, por dos heridas mortales provocadas por tres delincuentes que lo pusieron entre la vida y la muerte. Después de dos años no ha avanzado el proceso judicial de este caso, y todo a consecuencia de la corrupción.
Los peligrosos delincuentes atacaron a Said Hernández, con una charrasca y un picahielos para matarlo. Pues los tres delincuentes identificados como, Ernesto Gerardo Gaona Robles, Daniel Amador Martínez y Emigdio Martínez Cortez, le advirtieron antes enterrarle en el cuerpo las armas, que lo estaban esperando para matarlo. Por la gravedad de las lesiones, el periodista tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en dos ocasiones para salvarle la vida.
A pesar de estos hechos registrados en la averiguación previa, el juez de nombre José Luis Legorreta Garibay, dijo que “las heridas provocadas por los detenidos, como fue el darle un piquete en el pecho a la altura de la tetilla del lado derecho con un pica hielo, y un fierrazo con una charrasca en la pierna izquierda, además de algunos intentos de varios cinturonazos, hayan llevado la intención o la voluntad de privar de la vida al ofendido”.
Esto que les puse en cursivas, aunque no me lo quieran creer, es real. Es el criterio usado por el juez primero de distrito José Luis Legorreta Garibay, que consta en el expediente 1103/2012
Pero eso no fue todo, los defensores de Said, promovieron un recurso de revisión y los Magistrados del Tribunal Colegiado de Circuito, valoraron el caso como “Tentativa de homicidio a lesiones”. De esta manera los delincuentes tuvieron derecho a fianza y obtener su libertad bajo caución.
No cabe duda que los periodistas oaxaqueños, vivimos todavía bajo las reglas del año de 1563, cuando se acuñó aquella frase “se acata, pero no se cumple”.
Aquí surgen varias preguntas: ¿a qué intereses obedecen los Magistrados del Tribunal, y el juez primero de distrito José Luis Legorreta Garibay? Quién sabe. Pero si Said Hernández, estuvo al borde de la muerte y hoy no goza de ninguna seguridad ni de ninguna protección por parte de nuestras autoridades gubernamentales, quiere decir que todos los periodistas de la entidad estamos en la misma situación de vulnerabilidad.
Oaxaca, ejemplo de impunidad: caso Said: Horacio Corro Espinosa
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