Este 16 de diciembre, Oaxaca da la bienvenida a una de las tradiciones más esperadas del año: las posadas. Desde los barrios de la capital hasta los rincones más remotos de los pueblos y comunidades, las familias se preparan para vivir estas festividades que mezclan fe, convivencia y alegría, iluminando cada rincón del estado con un espíritu único.
En comunidades rurales y colonias de la capital, las capillas y calles se convierten en el escenario principal de estas celebraciones. Las procesiones, acompañadas por velas y cánticos, recrean el peregrinaje de María y José en busca de posada. Vecinos y feligreses se reúnen para entonar los tradicionales villancicos y compartir el mensaje de unión y esperanza que caracteriza esta época.
Las posadas no solo se viven con fervor religioso, sino también como un espacio para fortalecer lazos comunitarios. En cada pueblo, capilla y hogar, se comparten cenas típicas que incluyen tamales, buñuelos y ponche de frutas. Las piñatas multicolores, repletas de dulces, cacahuates y fruta de temporada, son protagonistas de la diversión para los más pequeños.
En Oaxaca, estas celebraciones adquieren un carácter especial gracias a la riqueza cultural de sus pueblos. Mientras en algunos lugares se respetan estrictamente las tradiciones religiosas, en otros las posadas se adaptan como fiestas comunitarias donde convergen costumbres locales y modernidad.
El inicio de las posadas marca para los oaxaqueños un tiempo de reflexión, unión y agradecimiento, pero también de compartir las raíces culturales que hacen de estas celebraciones un legado vivo. Con la calidez que caracteriza a las familias y comunidades, Oaxaca da inicio a esta jornada de nueve días que culminará con la llegada de la Nochebuena.