Oaxaca, capital mundial del chocolate: Salvador Flores: Alfredo Martínez de Aguilar

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* Conquista México y el mundo Chocolate Mayordomo ganando premios internacionales, sobre todo en Europa, al competir con los países productores, investigadores y de mayor consumo.

* “Es tan santo el chocolate que de rodillas se hace y juntas las manos se bate y mirando al cielo, se bebe”. Agradece el apoyo de los gobernadores, especialmente de José y Alejandro Murat.

Para honrar la memoria de sus viejos abuelos indígenas miles de talentosos oaxaqueños mestizos continúan contribuyendo a construir la grandeza de Oaxaca y de México, al igual que lo hicieron ilustres generaciones en el pasado reciente y lejano.

Sin regatear méritos a nadie, uno de ellos globalmente, es actualmente de manera indiscutible Salvador Flores Concha, presidente del Consejo de Administración del Grupo Mayordomo, surgido hace 64 años, fuente de trabajo para más de 1,200 trabajadores.

A partir de los años 90 inició el gran salto histórico al competir por invitación con los países productores, investigadores y de mayor consumo de chocolate de confitería, y ganar premios internacionales, sobre todo, en Europa “del chocolate de mesa a la confitería”.

Su compromiso es conquistar el exigente paladar de las élites europeas, con espíritu democrático, para que, también, lo disfrute el pueblo del que proviene, sin embargo, le falta capital, infraestructura e investigación. Confía lograrlo por la calidad de sus productos.

Construye el Museo Interactivo del Chocolate para educar lúdicamente a la niñez en la cultura del chocolate, a partir del conocimiento de su materia prima, cacao, canela, almendra, azúcar y agregados como nuez, avellana, a fin que Oaxaca siga siendo capital mundial del chocolate.

“Recuerde que el cacao es tabasqueño, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero el chocolate es oaxaqueño, reviró don Chava” tras presentarlo Alfredo Harp, en el Salón de la Fama, en Monterrey, lo que le comprometió a visitar la fábrica de Chocolate Mayordomo.

Si alguna virtud humana, cada vez más escasa, caracteriza a don Chava, como se le conoce popularmente, es la gratitud a Dios, a sus padres y de manera especial a su madre y maestra chocolatera; a Oaxaca, a México y al mundo.

Al mismo tiempo, es un icono de la generosidad como expresión de amor a sus semejantes, a su pueblo y a su país. A ello se suma, necesaria y obligadamente, su visión y sensibilidad global de negocios con el Chocolate y el Mole oaxaqueños.

Educado en la estoica disciplina, fuerza de carácter, fe y constancia del trabajo, el ahorro y la inversión diversificada, basada en la cosmovisión zapoteca del respeto al universo y el servicio a los demás, honra cotidianamente a la vida escuchando y aprendiendo de todos.

Su padre inicialmente fue productor de ladrillos, su madre, ama de casa, y alimentaba a su familia y a los trabajadores de su esposo haciendo, obligadamente, chocolate como bebida diaria, y los excedentes, se vendían. La costumbre se vuelve ley.

Educado en los principios y valores de la cosmovisión zapoteca, basada en el respeto al universo y el servicio a los demás, honra cotidianamente a la vida, escuchando y aprendiendo de todos, sobre todo de los expertos en producción y finanzas.

Fortaleció su educación de guerrero, la estoica disciplina espartana recibida desde los siete años en el glorioso Internado Ignacio Mejía, así como la constancia en el trabajo, el ahorro, la inversión y la diversificación, al cerrar el círculo virtuoso de los negocios.

Agradece su apoyo al profesor Pedro Cruz, subdirector del Internado, quien le obsequió libros, entre otros Hace falta un muchacho, de Arturo Cuyas Armengol. Estaba convencido que algún día don Chava sería grande, lo que le comprometió como empresario con responsabilidad social.

Su estrategia exitosa para trabajar en equipo en Oaxaca, primeramente, fue convencer a sus paisanos de Tlacolula de Matamoros, en la que está enterrado su ombligo; convencer a los oaxaqueños, a los mexicanos y a los más exigentes paladares en el mundo.

Bajo el espíritu de ofrenda y solidaridad de la guelaguetza y las alianzas estratégicas con las familias ampliadas, sintetizada en el lema “De Oaxaca para el mundo”, ha conquistado el mercado global en España, Francia, Rusia, Alemania, Suiza, Republica Checa, Bélgica y Austria.

Tiene presencia en diversas ciudades de Estados Unidos, Los Ángeles, Chicago, Nueva York, Atlanta, Miami, que en sus palabras “son una extensión de Oaxaca allende la frontera”, a solo tres horas de distancia por vía aérea, y por los miles de migrantes mexicanos.

Entrevistado por el columnista en el programa Detrás de la Noticia por Regeneración Televisión, don Salvador Flores Concha agradece al gobernador José y Alejandro Murat el apoyo que le han brindado durante sus administraciones gubernamentales.

El reconocimiento más reciente se lo dieron a la Calidad Europea en Bruselas, Bélgica, en 2018 y en 2017 recibió el Certificado de Calidad Premio Diamante y su mayor satisfacción fue encontrar en el Palacio del Chocolate a Mayordomo representando a México. Este año es invitado a Madrid.

Desde niño aprendió en el Internado Ignacio Mejía a ser competitivo y a ganar, al competir diariamente en un universo de 800 alumnos. Hoy, tiene distribuidores en 11 estados de la República y 42 locales en Oaxaca, Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.

El libro La Verdadera Historia del Chocolate de la autoría de Sophie y Michael Coe, que le obsequiaron Alfredo Harp y su esposa Isabel Grañén, pone de manifiesto que México produce el mejor chocolate, de sabor fuerte por mantener todas sus propiedades, auténtico,  el suave lo produce Europa.

El gobernador Heladio Ramírez le motivó a dedicarse a producir chocolate al decirle “recuerde que yo soy político y usted es chocolatero”, y en el gobierno, de Diódoro Carrasco, presentó a Eduardo Holguín, Secretario de Desarrollo Industrial y Comercial, el proyecto Raíz y Cultura del Chocolate Mexicano.

Le inspiran desde niño alimentarse todos los días con chocolate, la bebida de los dioses zapotecas, Alma Mater de su familia, y la Oración de éste: “Es tan santo el chocolate que de rodillas se hace y juntas las manos se bate y mirando al cielo, se bebe”.

Su filosofía de vida es las cosas difíciles hay que hacerlas fáciles y las fáciles hay que hacerlas excelentes. También ha obtenido reconocimientos en países de Sudamérica al consumir azúcar de Brasil y cacao de Perú, y conoció el refinamiento del chocolate en Argentina y Pensilvania.

Exhorta a los jóvenes que no insistan en hacer lo que no quieran, sino que hagan lo que les guste, con emoción y pasión, fe, trabajo, libertad y amor, de lo contrario, pierde sentido la vida y que no se confundan Dios no castiga, es amor infinito.

 

 

alfredo_daguilar@hotmail.com

director@revista-mujeres.com

@efektoaguila