Trabajadores y clientes de esta localidad confrontaron a la candidata del PAN Josefina Vázquez Mota, quien pretendía desayunar con su marido, y la candidata a senadora en el Distrito Federal, Rosa María de la Garza.
Luego de iniciar el programa de reparto de volantes en la caseta de cobro de la autopista México-Cuernavaca, Vázquez Mota se dirigió en su autobús, el “Pina 1”, a Tres Marías, acompañada por su comitiva y un camón de simpatizantes.
Para desayunar, eligió el restaurante El Sinaí, donde apenas se habían servido platones repletos de quesadillas y los refrescos estaban destapados. Los clientes le reclamaron por el descontrol de su equipo y los reporteros que estaban encima de las mesas de ciudadanos.
Vázquez Mota intentó calmar los ánimos en la mesa de enfrente, pero la familia no cedió.
“Es una falta de respeto, si no tiene control de esto…”.
De inmediato giró instrucciones a su equipo de prensa para salir del lugar con los reporteros y ella misma se encaminó al estacionamiento para saludar en un modesto local que no tenía clientes.
Ahí, Christian Nicolasa, una universitaria que trabaja haciendo quesadillas le dijo que su partido no merecía otra oportunidad, que al pueblo de Tres Marías le debía hablar diferente.
Vázquez Mota intentó convencerla sus propuestas de campaña.
“Para empezar quiten los gasolinazos” dijo otra empleada del lugar.
La universitaria la increpó además de los gasolinazos, por las deficiencias del sistema educativo, la ausencia de oportunidades, el abandono de los extrabajadores de Luz y Fuerza, ahora sólo con oportunidad de trabajar para contratistas.
— ¿Cuáles son sus propuestas de empleo?
—Yo tendré un dialogo permanente con los trabajadores…
— ¿Nada más diálogo? Lo que necesitan son soluciones.
La candidata esbozo una respuesta. Pero la joven volvió a la carga:
—Dices que tienes propuestas pero no dices cuáles. Le das vueltas y vueltas a mis preguntas, eres una política más.
De repente intervino Rosa de la Garza -quien se hace llamar Rosi Orozco– para hablarle a la universitaria de las víctimas de violación que atiende. Ni Josefina quiso escucharla y con amabilidad se despidió y salio del local, mientras mujeres trabajadoras de otros negocios coreaban blandiendo platos:
“Ni un voto al PAN, Ni un voto al PAN”
Para arroparla, la porra que acompañaba a la candidata desde la caseta de cobro apabulló a las cocineras con su propio grito de campaña:
“Morelos con Chepina, Morelos con Chepina”.
La candidata dio una breve entrevista, en la que dijo que ella seguiría hablando con la gente y escuchando sus problemáticas sin dar importancia a los reclamos. Abordó el “Pina 1” y desde su ventanilla, sonriente, dijo adiós con la mano.
Agencias