HSBC no venderá su banco en México, pese a que hoy el negocio no tiene la rentabilidad deseada, afirma Stuart Gulliver, CEO global del grupo.
Gulliver encabeza una agresiva reestructura del banco británico, con presencia en 73 países, que lo llevó a cerrar operaciones en Turquía y Brasil y a eliminar 25 mil empleos para 2017.
En entrevista con REFORMA, Gulliver reconoce que muchos inversionistas cuestionaron la presencia de HSBC en México. Sin embargo, su decisión fue redoblar la apuesta en el País.
“La desilusión de algunos analistas es porque nosotros no vendimos Méxicoy Estados Unidos, y porque preferimos salir de Brasil y de Turquía.
“Pero yo les respondo a ellos que tenemos todo para competir desde aquí. Hay condiciones para crecer” señala en entrevista desde sus oficinas en Londres.
Gulliver –quien practicó el boxeo cuando estudiaba en Oxford University– explica los motivos por los cuales México le ganó la pelea a Brasil.
Fueron tres grandes razones: el País tiene aprobadas 11 reformas estructurales, es una potencia exportadora al nivel de China o Alemania y tiene una red de 40 tratados de libre comercio.
Agrega que en el sector energético tienen ventaja porque cuentan con clientes como British Petroleum, Shell y Saudi Aramco.
“HSBC ve grandes ventajas de quedarse en México al tiempo de mantener las operaciones en Estados Unidos; podemos construir un bloque de negocios interesante en el área del TLCAN.
“El Tratado, combinado con las reformas estructurales, hace que el futuro de la economía mexicana sea bueno y no tiene ningún sentido que HSBC venda su operación bancaria en México”, expresa el banquero inglés de 56 años.
Gulliver dejó en claro su respaldo al director general de HSBC en México, Luis Peña; sin embargo, deja en este ejecutivo un enorme reto.
HSBC México deberá obtener una utilidad, antes de impuestos, de 600 millones de dólares versus los 45.2 millones de dólares obtenidos en 2014 y tendrá que aportar -en 2017- el 10 por ciento de las ganancias globales contra el 3.64 por ciento actual.
“(HSBC México) no es el chico de oro y lo digo aquí con Luis (Peña)”, responde Gulliver al referirse a escándalos que van desde lavado de dinero hasta el denominado Swiss Leaks.
“Lo que yo diría es que por nuestra trayectoria pasamos por un periodo en que no estábamos haciendo lo correcto y eso resultó en sanciones por parte de Estados Unidos en 2012, porque no teníamos los controles necesarios en cuanto a detener el lavado de dinero”.
Sin embargo, agrega, el negocio se reestructuró de tal forma que hoy cuentan con los estándares más altos, incluso por arriba de la competencia.
Delineó las ventajas comparativas de HSBC para las empresas mexicanas.
“Somos lo suficientemente grandes aquí para poder competir y contamos con una red internacional con la que podemos conectar a Cemex, Alfa y al grupo de Slim, tenemos todo en el mundo”, agrega.
Descartó realizar recortes significativos en la planta laboral de HSBC México y sólo dejará de contratar el 8 o 9 por ciento de la rotación natural anual.
En un tono de honestidad, el CEO reconoce que todavía no termina el proceso de limpieza del banco.
“Sigo deseando limpiar la reputación del banco. Nosotros seguimos teniendo casos fiscales pendientes que se relacionan con el banco suizo, también casos de impuestos con el Gobierno de EU, con Bélgica… hay más por limpiar”, confiesa.
Sin embargo, refrendó su compromiso de dejar a HSBC con reputación “intacta”.
Desde que Stuart llegó al grupo cambió dos terceras partes del equipo de alta dirección.
Es por ello que puede “dormir tranquilo” el hombre que lidera el tercer banco en el mundo que da empleo a 258 mil personas y que promete, con su nuevo plan, ahorrar unos 5 mil millones de dólares al cierre de 2017.
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