La situación de violencia que predomina en el país es insoportable para la sociedad. Es un baño de sangre que no termina. Todos los días se cometen decenas de crímenes, secuestros, desapariciones, extorsiones, robos, fraudes y asaltos. La desaparición de los 43 normalistas y el asesinato de tres de ellos más tres ciudadanos ejecutados el pasado 26 y 27 de septiembre en el municipio de Iguala Guerrero, fueron la chispa que incendió la pradera.
Así, hemos sido testigos de la radicalización de las protestas ―particularmente en el estado de Guerrero― donde la descomposición política los ha orillado a cometer actos irracionales.
Oaxaca no es la excepción, aunque las cuentas alegres del gobierno de Gabino Cué, nieguen la inseguridad que existe en la entidad. Baste ver las constantes ejecuciones de dirigentes sociales, los frecuentes asaltos carreteros y las protestas violentas, casi diarias, desde donde se agrede impunemente a la ciudadanía.
El incremento de secuestros es un hecho, mismos que por temor no denuncian los familiares. Habrá que esperar a que tengamos las condiciones de seguridad para que se descubran esos casos ante las autoridades correspondientes. El que no se tenga una estadística real, no implica que no se cometan.
Todos estos crímenes no son obra de la casualidad, tienen una explicación. En el plano nacional, es el resultado del fracaso económico de los gobiernos neoliberales a partir de Miguel de la Madrid.
Han sido gobiernos del PAN y del PRI, los que han generado más de 60 millones de pobres y siete millones de “ninis”: jóvenes que ni estudian ni trabajan.
En el plano estatal hay desanimo y frustración por un gobierno que prometió el cambio anhelado para el pueblo de Oaxaca.
El panorama nacional se agrava ante el reciente desplome del precio del petróleo. El sueño de riqueza del gobierno de Enrique Peña Nieto, no es más que un negro futuro que jamás pudo imaginar luego de considerar que las reformas estructurales aprobadas con la complicidad servil de los partidos de oposición, harían de México, un mundo de Alicia en el país de las maravillas.
Peor se pusieron las cosas ante el caso de la residencia bautizada como “La Casa Blanca”, que reivindicó como de su propiedad Angélica Rivera, esposa del mandatario mexicano, y que llevó al gobierno a cancelar la licitación del “Tren Bala”. (En Oaxaca, no se cancelan licitaciones de la obra públicas porque éstas simplemente no existen).
Por si esto no fuera suficiente, también al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, le compró una casa a Bienes Raíces H&G SA, con valor a los ocho millones pero de humildes pesos.
El proceso de desmoronamiento del gobierno de Enrique Peña Nieto, inició con los hechos registrados en el municipio de Iguala Guerrero, el 26 y 27 de septiembre del año pasado. A partir de eso, se han movilizado a grandes sectores de la sociedad. Habrá que decir que el estado de Guerrero, es gobernado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), y que el municipio de Iguala, donde se cometió esa atrocidad, mandaba el también perredista José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda.
Hay que hacer notar que el suplente del ahora expresidente de Iguala José Luis Abarca, era Luis Mazón Alonso, hermano de Lázaro Mazón, secretario de Salud del gobierno de Guerrero (dos veces presidente municipal de Iguala Guerrero, exsenador de la Republica por el PRD y aspirante a la gubernatura por el ahora Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
Todo esto nos lleva a considerar que México se encuentra en una crisis sistémica de fondo. Es evidente el agotamiento del modelo político de México. Esta crisis le estalló al PRD, y de paso, le pega a Morena.
Tan profunda ha sido esta crisis, que el fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, exigió la renuncia en pleno de la dirección nacional del partido del Sol Azteca, presidida por Carlos Navarrete.
En Oaxaca, la dirección del PRD, recientemente electa, presidida por el diputado federal Carol Antonio Altamirano, sólo ha podido balbucear una especie de deslinde de los hechos de Iguala, afirmando que “quienes comenten los delitos son las personas no las instituciones, es decir, no los partidos como el PRD”.
Esto retrata de cuerpo entero la incapacidad de autocrítica de un partido que no puede eludir su responsabilidad sobre el ataque a los normalitas de Ayotzinapa.
Situación similar se le ha generado al líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien negó en un principio conocer a José Luís Abarca, lo cual es posible, pero ello no explica el por qué el hermano de Lázaro Mazón, precandidato de Morena a gobernador, Luis Mazón, era el suplente de Abarca, siendo todos originarios de Iguala.
No hay duda de que esta crisis impactará el resultado de los comicios federales en Oaxaca. De acuerdo a diversas encuestas, la tendencia de la ciudanía oaxaqueña, es no acudir a votar en los comicios federales de julio.
Sin duda, el abstencionismo agudizará la crisis política que vive el país, lo que le garantizará el triunfo al PRI, por su voto duro ante el abstencionismo anticipado. Alejarse de las urnas, sólo se avivarán las llamas que incendian la pradera.
Vía Viral Noticias