Nobel de la paz, por el gobierno civil: Joel Hernández Santiago

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Tres categorías predominan en la entrega del Premio Nobel de la Paz 2022: La democracia como eje de todo gobierno; la no militarización; el predominio de la sociedad civil; el respeto a los derechos humanos y en favor de la libertad de expresión. Ni más ni menos.

Es una aspiración universal y una necesidad humanas, casi siempre incumplidas: vivir en paz, en armonía y sin conflictos de ninguna especie con nada ni con nadie.

Pero la batalla es permanente. Los conflictos, las guerras, las beligerancias, las luchas de unos contra otros por territorios, por argumentos económicos o de mercado, por el predominios de unos sobre otros… por estrategia regional o mundial…

De todo esto se compone nuestro día a día hoy mismo.

Lo sabemos al leer o ver o escuchar las noticias en México o allá, en el resto del mundo, y darnos cuenta del estado de violencia y de crimen que predominan bajo el auspicio de gobiernos, o gobiernos que lo asestan, o que miran para otro lado mientras ocurren tragedias innombrables: “Laissez faire, laissez passer” se traslada a lo humano y cotidiano.

En contraposición hay seres humanos que levantan la cabeza, que levantan la mano, que utilizan la razón, la pasión, el pensamiento, la inteligencia y el sentido esencial de lo humano para perseguir la paz, para conseguir que justicia y la armonía predominen y que pare ya el abuso del poder y la violación a los derechos humanos en cada país y en el mundo.

En su testamento Alfred Nobel (1895) se inspiró por la fe en la comunidad humana. “El Premio de la Paz –dijo- ha de conferirse a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz”.

Y cada año, desde 1901, se entrega, a través de un Comité del Nobel para la Paz, en Oslo, Noruega (no en Suiza como en los otros premios Nobel).

Muchos de los premios han sido muy reconocidos y aplaudidos por millones (Martin Luther King en 1964 y nuestro mexicano Alfonso García Robles en 1982…), otros se han puesto en discusión (Barack Obama como presidente de EUA en 2009, casi que como regalo de bienvenida a la Casa Blanca).

Pero una cosa es cierta: el Premio Nobel tiene como origen y destino reconocer a quienes se ocupen de luchar por la paz, la armonía entre las naciones y el respeto entre los seres humanos.

Este 2022 se dividió en tres: A una persona y a dos organizaciones: “El Premio Nobel 2022 desea honrar a tres destacados campeones de los derechos humanos, la democracia y la convivencia pacífica en los países vecinos Bielorrusia, Rusia y Ucrania”,

Cada uno por su parte en una sola vertiente: su lucha por la paz, por evitar abusos de gobierno y repudiar la militarización en sus naciones y en el mundo.

El Comité Nobel Noruego lo dijo así en su comunicado: “Con sus constantes esfuerzos a favor de los valores humanistas, el antimilitarismo y los principios del derecho, los ganadores de este año han revitalizado y honrado la visión de paz y fraternidad entre las naciones de Alfred Nobel, una visión muy necesaria en el mundo de hoy”.

Así que los premiados este año fueron el bielorruso Alés Bialiatski y las organizaciones rusa “Memorial” y la ucraniana “Center for Civil Liberties”: “por el derecho a criticar al poder” y “denunciar crímenes contra la humanidad”.

Alés Bialiatski de 60 años es uno de los iniciadores del movimiento democrático para Bielorrusia en la década de 1980. Dedica su vida a promover la democracia y el desarrollo pacífico en su país. En 1996 fundó la organización Viasna (Primavera):

“En respuesta a las polémicas reformas constitucionales que otorgaron poderes dictatoriales al presidente”.

Esta organización brindó apoyo a los manifestantes encarcelados y a sus familias. Viasna  protestó contra el uso de la tortura por parte de las autoridades contra los presos políticos. Bialiatski estuvo encarcelado de 2011 a 2014. Actualmente está detenido sin juicio en unas muy duras condiciones.

Memorial” se creó en 1987 en la antigua Unión Soviética. (Entre sus fundadores estaban el premio Nobel de la Paz Andrei Sakharov y la defensora de los derechos humanos Svetlana Gannushkina).

“Para confrontar los crímenes pasados ​​es esencial para prevenir nuevos”.

Se convirtió en la fuente de información más autorizada “sobre los presos políticos en los centros de detención rusos”. “Ha estado al frente de los esfuerzos para combatir el militarismo y promover los derechos humanos en Rusia.”

El “Centro para las Libertades Civiles” se fundó en Ucrania en 2007 “con el propósito de promover los derechos humanos y la democracia en ese país; para fortalecer la sociedad civil ucraniana y presionar a las autoridades para hacer de Ucrania una democracia de pleno derecho”

Después de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, el “Centro…” se ha comprometido a identificar y documentar los crímenes de guerra rusos contra la población civil ucraniana.

La paz sigue siendo la aspiración humana. No inalcanzable. Sí difícil de conseguir. El mensaje final de estos premios está más que claro: ni más, ni menos.