* Y no se trata de escandalizarse en una actitud de hipócrita moralina, porque todos los seres humanos tenemos parafilias, sino de simple acatamiento a las normas de respeto a los demás establecidas legalmente.
* Al igual que a sus antecesores, al Gobernador Salomón Jara y al Presidente Municipal capitalino, Francisco Martínez Neri, sus amigos y colabores más cercanos les hacen mucho daño a su imagen personal y de gobierno.
El mayor problema en el grave proceso de descomposición, ética, legal y moral, que viven los mexicanos y oaxaqueños, es normalizar la escandalosa corrupción, la creciente inseguridad y la brutal violencia.
La putrefacción social y política ha llegado al extremo de provocar en la población en general, perder la capacidad de asombro y el optimismo sobre un México y Oaxaca mejor, y normalizar el mal y los delitos.
Prueba de ello, al igual que en el resto de los estados de la República Mexicana, en Oaxaca no somos Dinamarca en calidad de salud, pero sí en el libertinaje sexual en calles del Centro Histórico de la capital.
Y no se trata de escandalizarse con hipócrita moralina, porque todos los seres humanos tenemos parafilias, sino de simple acatamiento a las normas de respeto a los demás establecidas legalmente.
Al igual que a sus antecesores, al Gobernador Salomón Jara y al alcalde capitalino, Francisco Martínez Neri, les hacen mucho daño a su imagen personal y de gobierno, sus amigos y colabores más cercanos.
Es inocultable la ineptitud y corrupción en estatal y municipal. A la vista de todos los oaxaqueños está la grave crisis en materia de salud, a grado tal, de utilizar insecticida caducado en el combate del dengue.
O la falta de equipo, instrumental, medicamentos e insumos en todos los hospitales y clínicas de los Servicios de Salud, pero especialmente en el Hospital General Dr. Aurelio Valdivieso de concentración.
En las redes sociales de denuncia y presionó socialmente por el hecho inédito en la historia de colocar a bebés recién nacidos en cajas de cartón, por lo que el Gobernador ordenó cesar al Subdirector General.
La causa última es la permanente violación del Estado de Derecho, la Constitución federal y locales y las leyes que de estas emanan, irónicamente, por las propias autoridades de los tres órdenes de gobierno.
De manera más que lamentable y dolorosa, el Estado y Gobierno mexicanos renunciaron a ejercer el monopolio de la violencia legítima otorgado por la Constitución federal y las Constituciones locales.
La demoledora anarquía, al no respetar la Ley y no hacerla respetar por gobernantes, funcionarios y políticos mayoritariamente, es la principal fuente de escandalosa riqueza mal habida de los gobiernos.
La ley solo se aplica de manera selectiva por venganza política en el combate contra la corrupción, sin que se devuelva al pueblo lo robado, a través del procedimiento de extinción de dominio.
Los poderosos política y económicamente se garantizan impunidad y evitan que les alcance la justicia, al construir una ingeniería jurídica a modo desde el Poder Legislativo. ¡Quien hace la ley, hace la trampa!
Desde hace muchos años, el éxito de la estrategia de las mafias políticas, económicas, sociales y educativo-culturales, radica en las amplísimas redes de complicidad fincadas en la criminal corrupción.
Los responsables son parte de los gobiernos de todos los partidos a nivel federal, estatal y municipal. No es responsabilidad exclusiva de los pasados gobiernos del PRI y PAN, el lodo también salpica a Morena.
Hay, desde luego, honrosas excepciones presentes en la vida nacional y local. Afortunadamente, no todo está perdido en Oaxaca y en México, pero cada vez son menos y el escándalo del mal ejemplo cunde.
alfredo_daguilar@hotmail.com
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