ROMA.- “¡No se lleva el odio en nombre de Dios! ¡No se hace la guerra en nombre de Dios!”, clamó ayer Francisco, que durante el Angelus dominical volvió a condenar aún con más fuerza la tragedia en Irak, que afecta especialmente a miles de cristianos.
“Nos dejan incrédulos y turbados las noticias que llegan desde Irak: miles de personas, entre las cuales hay muchos cristianos, echadas de sus casas de forma brutal, chicos muertos de sed y de hambre durante la fuga; mujeres secuestradas; personas masacradas; violencias de cualquier tipo; destrucción por todos lados, de casas, de patrimonios religiosos, históricos y culturales”, resumió Francisco, al hablar desde la ventana del Palacio Apostólico, ante miles de fieles reunidos en la Plaza San Pedro.
“Todo esto ofende gravemente a Dios y ofende gravemente a la humanidad”, clamó. “¡No se lleva el odio en nombre de Dios! No se hace la guerra en nombre de Dios!”, sentenció, invitando a la multitud a pensar en “esta situación, en esta gente” y a rezar en silencio. También agradeció a quienes “con coraje” les están llevando ayuda “a estos hermanos y hermanas”. Y se mostró esperanzado en que “una eficaz solución política a nivel internacional y local pueda detener estos crímenes y restablecer el derecho”.
Francisco también recordó que para asegurar lo mejor posible su cercanía a las poblaciones afectadas hace unos días decidió nombrar “enviado personal a Irak” al cardenal Fernando Filoni, prefecto para la Evangelización de los Pueblos, que fue durante años nuncio en Irak y que hoy partirá desde Roma hacia la zona en conflicto.
Justamente en vísperas de esta difícil misión, por la tarde el Papa recibió a Filoni -uno de los pocos diplomáticos que se quedaron en Bagdad durante la invasión norteamericana en marzo de 2003- en Santa Marta, su residencia.
“El cardenal informó al Papa sobre la preparación de su misión y sobre su inminente partida”, indicó un comunicado de prensa de la Santa Sede, que destacó que Francisco le dio “sus indicaciones personales para la misión”, y también una suma de dinero para utilizar para ayuda urgente a las personas afectadas, “como señal de la concreta solidaridad del Papa y de su participación en los esfuerzos de las instituciones y de las personas de buena voluntad para responder a la dramática situación”.
Fiel reflejo de la preocupación de Francisco también por otras áreas del planeta en plena ebullición, durante el Angelus también pidió a los fieles rezar por Gaza (“donde no hace otra cosa que empeorar el conflicto entre israelíes y palestinos”) y por las víctimas del Ébola.
En vísperas de emprender, pasado mañana, el tercer viaje internacional de su pontificado, a Corea del Sur, también exhortó a los fieles a rezar en este sentido. “Por favor, acompáñenme con la oración, lo necesito”, pidió.
Agencias
