Tal vez ya estén enterados, que antier un grupo de estudiantes que bloqueaban una avenida, fueron embestidos por una camioneta. El saldo fue de 12 personas heridas. Lo cierto es que este hecho no sucedió en la ciudad de Oaxaca, sino en Morelia Michoacán.
En otras ocasiones les he comentado que estamos a un pelo de rana para que un caso similar suceda en algún punto de la entidad oaxaqueña a consecuencia de los bloqueos.
Cada vez que hablo sobre el tema de bloqueos y demás taponamientos, siento que ya se me acabaron las palabras para decir lo que siente uno ante tanta impunidad que vive la entidad. Realmente vivimos dentro del puño de unos delincuentes que con sus cierres y bloqueos, también nos gobiernan. Todo mundo trata de someterse a la autoridad gubernamental, porque fuimos nosotros los que decidimos, con nuestro voto, que ellos velaran por nuestros intereses. Lo curioso del asunto, es que también tenemos que someternos a los delincuentes que nos secuestran cuando a ellos se les antoja.
Autoridades municipales y estatales, han pasado y han regresado a los mismos cargos, y todos nos prometen que ahora sí caminaremos en libertad dentro de nuestra propia casa.
Lastimosamente esa es la vida de nosotros los oaxaqueños. Entonces, con quién quejarnos. No tenemos enfrente a alguien sobre el cual apoyemos nuestros ojos. En realidad, los oaxaqueños estamos abandonados, nadie nos protege, nadie nos da seguridad, nadie nos garantiza que mañana podamos salir o entrar a nuestra casa. Nadie. Vivimos en una entidad de la selva. Aquí el más fuerte manda y el que más grita aterroriza.
Antier, el Frente Popular Revolucionario, cerró carreteras en distintos puntos de la entidad. Otros grupos, entre ellos la COCEI, bloquearon Ciudad Administrativa. Los hijos de la sección 22, tomaron la caseta de Huitzo. Antorcha Campesina, como siempre, en su plantón permanente frente al palacio de gobierno. Los mototaxistas cerraron todas las calles alrededor del Zócalo, etc. Ayer, el MULT, durante horas, con su marcha, bloqueó gran parte de la ciudad de Oaxaca. Fueron tan numerosos los de esta organización, que cuando los primeros ya habían llegado al Zócalo, había otros tantos que aún no salían del monumento a Juárez. Todos estos movimientos ocasionaron en los ciudadanos más bilis, más inflamaciones del hígado, más bocas con sabor a centavo.
Entonces, ¿qué más se puede decir ante todos estos hechos que vivimos diariamente en la entidad oaxaqueña? Creo todos los que vivimos este tormento, ya dijimos todas las palabras y todas las cosas que pueden describir nuestra vida, si así se le puede llamar, diaria.
Nadie sabe hasta cuándo vamos a seguir soportando las arbitrariedades de unos cuantos. Los oaxaqueños hemos aguantado mucho y durante muchos años. Lo que vivimos ayer y antier y antes de antier, es apenas el calentamiento de lo que será la Semana Santa. Los bloqueos, los taponamientos no descansan. Serán para que nuestros visitantes disfruten y se vayan con un bonito recuerdo de la entidad oaxaqueña.
Esto no es queja, es sólo para que el turismo se prepare. Los bloqueos y las marchas son como nuestro respirar. Los visitantes van a saber de nuestra gentileza con nuestros secuestradores.
Los que ya decidieron pasar sus vacaciones en esta entidad, hay que decirles que desde el día que vengan se encontrarán en medio de marchas, plantones, calendas y puestos ambulantes, pero no se sorprendan, todo eso es parte de nuestra tradición.
No es queja: Horacio Corro Espinosa
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