Don Martínez Neri asegura que a la Uabjo le espera un camino accidentado, difícil, como si su pésima participación al frente de la rectoría le diera el privilegio de hablar aguado.
Hablar de la Uabjo es como hablar de religión: Hay quienes estarán en desacuerdo —advierto— con lo que aquí opino, con lo que sugiero, pero para eso están las mesas de café y esta es una columna, así que disculpen mi osadía:
La universidad pública oaxaqueña, “la máxima casa de estudios”, es una fantasía que, eso lo puedo asegurar, pude vivir de cerca. Amigos y conocidos me hablaron de todo lo que a un mutismo desesperante se sabe de la Uabjo, como estar mudo y no poder hablar o gritar en medio de la nada o de donde todos se hacen los sordos, y ojalá que el tal Rafael Torres Valdés tenga los pantalones de atender, que ya se está pasando de “infructuoso”, para que no se “lea” tan feo, esas voces tan bajas o calladas por la fuerza, que urgen a que este asunto se arregle.
Hay de todo para acabar pronto: acoso, hostigamiento y hasta extorsiones sexuales (y de billete); violencia, armas, drogas; sistemas académicos y administrativos deprimentes… Todo ello, que quede claro, nada tiene que ver con alumnos y maestros, allí ellos, cada quien su chamba.
Nos quejamos de tanta corrupción acumulada que lastima a nuestra entidad, pero no combatimos ese bastión al que hasta miedo le tenemos. Allí, en esa fortaleza de la que solamente con oírle a alguien mencionar imaginamos un castillo oscuro en el ya por ende espinoso camino de la vida académica de nuestros jóvenes, se gestan y enseñan las más lúgubres mañas con las que abogados y similares “se licencian” para ocupar cargos públicos o simplemente desempeñar una carrera que, a pesar de ser ajena a cualquier puesto burocrático, lastiman directa o indirectamente a un medianito bienestar social que nos regalan los gobiernos estatal y federal.
La corrupción se gesta dentro de los pilares y “subpilares” de la sociedad: la familia, los amigos en el billar o del fútbol del domingo, las reuniones o desayunos de las señoras… y en la Uabjo… De la Uabjo hay responsabilidades personales, hay nombres, personas culpables; de lo demás (la familia y las reuniones del cafecito matutino) nos encargamos cada uno. Del desplome de “La Benito Juárez” hay responsables, culpables, y es ridículo que uno de ellos, Panchito Martínez Neri, se atreva a insinuar que su paso por la rectoría no hizo mella alguna, con eso de que en adelante “el camino que le espera a la Uabjo es difícil”, deslindándose de las responsabilidades que le deberían llevar, si no a la cárcel, por lo menos sí al silencio y la vergüenza… pero no tiene ni una poquita.
Au revoir.
Mario Osiris Benavides Morin (Benmorin)
Catedrático de la Universalidad de Oaxacalifornia
Contacto: benmorin30@gmail.com
TWITTER: @benmorin30
Nota: Las Caricaturas las podrás ver en la sección “Parodias“