Napolitano quiere evitar un adelanto electoral en Italia

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La crisis política italiana es muy fluida y resulta difícil prever su desenlace. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, de 88 años, quiere evitar a toda costa la vuelta a las urnas -las últimas elecciones fueron en febrero pasado- y verificará si fuera posible una nueva mayoría en el Senado que sostenga al Gobierno de Enrico Letta.

Silvio Berlusconi, causante de la crisis al retirar a sus cinco ministros de la gran coalición, desea celebrar comicios de inmediato. Hoy, en una intervención telefónica en un acto de su partido en Nápoles, ha dicho que se siente fuerte para dar la batalla y vencer. Sin embargo, la posición de ‘Il Cavaliere’ es delicada. Además de sus peripecias judiciales, se halla a un paso de ser expulsado del Senado y de la inhabilitación efectiva para volver a ser candidato. Berlusconi afronta asimismo una posible escisión en su partido, la refundada Forza Italia.

Dos de los cinco ministros que tenía Berlusconi en el Gabinete Letta, Gaetano Quagliarello (Reformas Constitucionales) y Beatrice Lorenzin (Sanidad) se han mostrado disconformes con la ruptura, decidida por el líder tras consultar sólo a los ‘halcones’, al ala más radical del partido. Aunque han aceptado presentar la renuncia de sus carteras, ya han hecho saber que no estarán en la nueva Forza Italia. Se perfila, pues, un escenario de eventuales deserciones y de recomposición del centroderecha que puede dar la puntilla a Berlusconi y salvar al Gobierno Letta. La hora de la verdad llegará con el voto de confianza en el Parlamento, el martes.

Letta podría sobrevivir gracias a un puñado de senadores berlusconianos disidentes y al apoyo de otros de diversas formaciones regionales, de disidentes del Movimiento 5 Estrellas (M5E) y de la formación Izquierda, Ecología y Libertad (SEL). Es una cuestión de números, el teoría factible. Habrá una gran presión de los poderes económicos y de los socios europeos para que Italia no quede a la deriva. Con la actual ley electoral, cabría el riesgo de que unos comicios anticipados desembocaran en una correlación de fuerzas similar a la presente, sin mayoría clara de gobierno.

Berlusconi insiste en que ha roto con Letta por la prevista subida de impuestos -el IVA y las tasas de los carburantes-, pero esas razones se interpretan como una excusa. En realidad ‘il Cavaliere’ está furioso por su próxima expulsión del Senado y el acoso inexorable de la magistratura. No se ha concretado una salida política para su caso. No le han concedido una inmunidad a su medida, una patente de corso excepcional, como deseaba. Berlusconi no quiere acabar como su amigo el líder socialista Bettino Craxi -que murió en Túnez, prófugo de la justicia italiana- y está decidido a forzar las cosas al máximo, aun a riesgo de empujar al país a una grave crisis institucional.

lavanguardia.com